ABUSIVO
La denuncia formulada por la candidata de acción Popular Eifilin Ríos Durán contra su colega Carlos Miranda Arroyo, sobre la exigencia de un cupo y las amenazas vertidas en su contra, concitaron la atención de la prensa nacional y los hechos se difundieron en la misma capital de la república. Sin embargo, en Huaraz continuaron el trámite que había demandado Ríos Durán, quien recurrió a la subprefectura al verse amenazada por el otro candidato, quien le dijo que la iba a sacar a patadas si es que se atrevía a presentarse en la conferencia de prensa con el dirigente nacional Johnny Lezcano. Claro no pudo concretar sus amenazas por las cámaras de televisión, empero, lo que extraña es que el Subprefecto de Huaraz haya desestimado de plano el pedido de garantías solicitado por la denunciante. Ha trascendido que el subprefecto convocó la audiencia de conciliación y en ella, como era evidente, no hubo acuerdo. Pero el subprefecto desestima el pedido de Eifilin Ríos porque no ha podido probar lo que afirma, es decir, no existen medios probatorios como para disponer garantías contra el denunciado. Hasta allí todo bien, es parte de un procedimiento en el que los hechos se prueban, empero, lo que llamó la atención es que este subprefecto no solo desestima las garantías, sino que emplaza a los dos partes a que “se abstengan de realizar actos de amenazas, coacción y violenciaÂÂ y/ o realizar acciones que pudieran generar reacciones violentas una en contra de la otra”. Es decir, que para el Subprefecto la denunciante habría provocado o habría emprendido acciones violentas, cuando ha sido ella la que ha buscado su amparo para protegerse, este emplazamiento solo lo debió hacer al denunciado Carlos Miranda, pues basta que revise sus antecedentes para que se entere que ese caballero ha sido denunciado por violencia familiar por su pareja y se expidieron medidas de protección para la denunciante, incluso por ese hecho estuvo a punto de ser excluido de los comicios. Entonces si tiene un antecedente de violencia del denunciado, ¿Cómo es que emplaza a la denunciante a portarse bien?. No cabe duda que este subprefecto es paisano del denunciado.
EXCESOS
No hay que ser un agorero para concluir que el chofer que manejaba el auto que se empotró en la parte posterior de un camión, provocando la muerte de una joven que iba en el asiento del copiloto, estaba en absoluto estado de ebriedad. Y es que esa fue la razón para que, tras el impacto, se diera a la fuga y despareció del lugar, sin que pudiera ser sometido a la prueba del alcoholímetro y la prueba cuantitativa en caso la primera resultara positiva. Lo que es más grave aún, ni siquiera se conoce su identidad, todo indica que los abogados que lo asesoran le han recomendado que no se aparezca por la sede policial que investiga el hecho sino hasta que transcurran 48 horas, de esta manera habría desaparecido la posibilidad de flagrancia y una aprehensión por parte de la Policía. Ahora bien, todo indica, que los jóvenes retornaban a Chimbote después de haber departido en el balneario de Besique, en donde habrían estado brindando en exceso, allí los restaurantes no se miden en la venta de licor y pese a que en horas de la noche se retiran todos, hasta los vehículos de transporte público, allí siguen expendiendo licor a jóvenes que acuden en autos y salen en malas condiciones. Eso es un exceso que se tiene que detener si es que no queremos seguir asistiendo a desgracias como la registrada en la panamericana anteanoche.
INSEGURIDAD
Que las calles del distrito de Nuevo Chimbote se han convertido en tan peligrosas como las de Nuevo Chimbote, esa es una patética realidad. Y como para corroborarlo, anteayer martes un trabajador de la propia Municipalidad sureña ha sido víctima de los amigos de lo ajeno cuando realizaba su recorrido distribuyendo esquelas de pago de la división de rentas. Se trata de Félix Córdova Bazán, quien había sido comisionado para repartir las notificaciones en el A.H. “Teresa de Calcuta” y cuando se encontraba repartiendo por el campo deportivo, cerca de una farmacia, fue tomado por el cuello por un sujeto que le colocó una punta en la espalda y lo amenazó para que no se moviera. Otro llegó raudo y le sacó del bolsillo el teléfono celular y se marcharon no sin antes arrancharle las notificaciones y lanzarla por los aires para que no los siguieran. Afortunadamente el servidor no llevaba más objetos de valor sino le sacaban la mugre. Dentro de tanta desazón por lo ocurrido, el trabajador se muestra más tranquilo luego que el gerente municipal Daniel Cueva manifestara su disposición a reponerle el celular de alta gama que ha perdido en ejercicio de su trabajo.