Ayer sábado se apagó la maquinaria publicitaria de los candidatos y las agrupaciones políticas que el día de hoy domingo compiten por una curul del Parlamento Nacional, que buscan llegar al nuevo congreso de la república por el lapso de un año, para completar el periodo de aquel que fue disuelto el 30 de setiembre del año pasado, en una decisión nada agraciada del presidente de la republica Martín Vizcarra.
Ya mucho se ha dicho respecto a este histórico hecho acontecido en el país, muchos hemos rechazado la forma, pero no el fondo de esta medida, otros la respaldaron y hasta el Tribunal Constitucional abandonó su rol contralor de la carta magna para maquillar una medida que es a todas luces infractora de nuestro orden instituido.
Sin embargo, eso forma ya parte del pasado, hemos dado vuelta a la página porque la vida continúa y será la historia la que se encargue de juzgar los actos negativos o positivos de nuestras autoridades, hoy nos hallamos en un momento que es clave para el país y en el que toca a los peruanos a poner su cuota de equilibrio para poder corregir el rumbo de nuestra sociedad.
Por ello es que el compromiso de todos está hoy en los centros de votación, en las mesas de sufragio en donde tenemos el irremediable deber de cumplir uno de los principios constitucionales que ampara el derecho democrático de todos los peruanos, el de elegir y ser elegidos.
Hay una parrilla electoral que ha sido ya materia de un tamiz que en muchos casos ha resultado excesivo y en otros demasiado indulgente, de tal suerte que en las cedulas no están todos los que deben estar y hay quienes ni siquiera deberían participar porque cuentan con infracciones que no fueron detectadas a tiempo.
Justamente, esta ha sido una de las características de estos comicios extraordinarios, es decir, que su sola mención nos dice que no se trata de un proceso común y corriente, como los que se han desarrollado en la historia electoral del país, por el contrario, en esta oportunidad existe un ingrediente que lo hace especial y al cual tendremos que adecuarnos.
Nos estamos refiriendo a la premura y falta de tiempo para desarrollar unas elecciones normales y regulares, el hecho mismo que el Presidente de la República haya pateado ese tablero de la constitucionalidad y se viera en la imperiosa obligación de convocar nuevas elecciones parlamentarias con premura, nos lleva a tolerar un proceso que se ha debido realizar a la carrera.
Esto es tan cierto que no solo los candidatos han debido decidir si postulan “de un momento a otro” sino que los propios organismos electorales han debido reaccionar con diligencia y en muchos casos se han visto en serios problemas, como los jurados electorales que alegan que se vieron imposibilitados de poder detectar a tiempo algunas incongruencias y omisiones de los candidatos, al extremo que ha sacado a algunos por reales simplezas y ha dejado a otros que no deberían estar.
Lo cierto es que todo ello es producto de la forma como se ha emprendido este proceso electoral, lo importante es que el mecanismo democrático no ha sufrido mella alguna, el aparato electoral ha respondido y estamos ad portas de acudir a una nueva fiesta democrática en la que el ingrediente principal será la presencia del elector, la respuesta cívica a una convocatoria que siempre debe generar en los peruanos la necesidad de responder con eficiencia y responsabilidad.
Hoy tenemos que acudir a las urnas, no podemos dejar que este encargo soberano que nos franquea la ley pueda ser reemplazado por la imposición de otros, nuestro voto será el que decida la suerte de uno de los poderes más importantes del estado como es el legislativo.
La era de la tecnología no solo ha facilitado las cosas a los operadores electorales a diferencia de lo que se tenia antes, hoy los millones de peruanos en capacidad de sufragar tienen a su disposición toda la información necesaria para conocer a quienes están postulando, para saber cuál es su hoja de vida, su base educativa, su formación, su trayectoria.
Ahora basta hacer solo un clic para conocer todo lo relacionado con el político o el profesional que aspira a ser congresista, basta colocar su nombre para saber si estuvo o no involucrado en algún hecho que desmerece su condición o para conocer los logros y éxitos alcanzados en su entorno profesional o familiar.
Hoy existen herramientas que antes no se tenían, entonces, no existe manera de justificar la inasistencia a una cita electoral, inclusive, la población ha podido conocer algo de los aspirantes a “padres de la patria” en la campaña electoral, en su comportamiento cívico, en el desempeño decente que implica no atacar de manera alevosa al contrincante, son condiciones que se tiene que tomar en cuenta en una elección.
Los candidatos que están en la parrilla electoral han hecho llegar sus mensajes a la ciudadana, tienen sus propuestas. Unas mejores que las otras, han participado en un debate electoral en donde han demostrado sus fortalezas y debilidades, se han expuesto para que el elector los conozca, en otras palabras, ha existido una serie de escenarios en los que se ha conocido todo lo necesario como para deslindar y deshojar margaritas antes de llegar a la mesa de sufragio.
Que nadie nos quite ese derecho democrático de elegir a nuestras propias autoridades, hay que dejar de lado el pesimismo y los mensajes escépticos de aquellos que no quieren el éxito de la justa electoral, por el contrario, hay que demostrar nuestra responsabilidad para estampar nuestro voto por el candidato de nuestras preferencias, por el que haya llenado nuestras expectativas.
Lo que jamás debemos olvidar es que un proceso electoral es la piedra fundamental del edificio democrático en el que se alojan los peruanos, de tal suerte que solo de nosotros depende que podamos sacar adelante este proceso, acudamos a votar, colaboremos con un granito de arena en las decisiones democráticas, que sea por el país.