Editorial

Editorial: ::: UN CITA EJEMPLAR :::

El fluido tránsito de los ciudadanos por los centros de votación desde las primeras horas de la mañana de ayer domingo, dejó una falsa percepción sobre las elecciones desarrolladas en todo el país para elegir a los nuevos congresistas que tendrá el legislativo en los próximos 15 meses.

Y es que la poca presencia de ciudadanos en las calles hacía pensar que no había una contundente respuesta cívica de la ciudadanía frente a la convocatoria del presidente de la república, empero, pronto asumiríamos lo que realmente estaba sucediendo.

Ocurre que estas elecciones por su característica misma de proceso extraordinario, solo exigía la votación para la representación parlamentaria, a diferencia de otros procesos el elector solo tenía que marcar y escribir una opción. Esto marcó una enorme diferencia a procesos eleccionarios anteriores en los cuales los ciudadanos deberían ingresar a la cámara secreta con dos o tres cédulas y en ellas tener que marcar todas las opciones que se requería, lo que implicaba que cada ciudadano demoraba por lo menos unos dos minutos para cumplir su cometido.

Y en una elección rápida no había porque esperar largas colas, excepción hecha de aquellas mesas que no se instalaron en la hora señalada debido a la ausencia de los miembros de mesa y en algunos casos la falta de pericia de los sorteados que no acudieron a los procesos de capacitación.

Sin embargo, esos son factores que nunca faltan en un proceso electoral, lo que generaba expectativa era la reacción de la ciudadanía a la cita electoral en la medida que todos éramos conscientes que el Perú en un país cuya población está hastiada de la corrupción y de los políticos reciclados que, con sus actos, empujaron a esta crisis de inestabilidad en la que estamos sumidos hace ya dos largos años.

Y en este sentido, la respuesta ha sido sumamente plausible, los peruanos no dejaron de emitir su sufragio y lo hicieron en la mejor manera que expresando su rechazo no solo a las formas abusivas que admite la democracia por la presencia de candidatos que no hacían la talla sino dejando atrás los mensajes negativos que circulaban por las redes y que los motivaban a viciar y anular su voto.

El proceso electoral se puso en marcha la maña de ayer con los moldes tradicionales de una conducta cívica que cabe resaltar en la población, con la gran mayoría de miembros de mesa en sus lugares y recibiendo el material de los coordinadores de aula de la ODPE para que, señalada la hora (las 8.00 de la mañana), se comience a atender a los ciudadanos.

Ni siquiera la demora en la instalación de algunas de las mesas desanimó a los electores que se volcaron durante todo el día a sus centros de sufragio, todo ello en medio del orden que pudieron mantener las autoridades, no solo la Policía Nacional en el control del tráfico y la seguridad en los colegios sino la marina de guerra con sus efectivos haciendo la labor de orientadores, la ODPE con sus coordinadores en todos los colegios, y los organismos veedores y supervisores como la defensoría del Pueblo, la Subprefectura y el Ministerio Público que no le falló al sistema democrático al dejar de lado por un momento su protesta por la homologación de haberes y se presentaron en los centros educativos que funcionaron como centros de votación.

El impresionante tráfico vehicular y peatonal era un clarísimo indicador que la fiesta electoral estaba en todo su apogeo y que se había cumplido los objetivos de esta consulta nacional para la selección de los nuevos integrantes que tendrá el congreso nacional en lo que resta de este año y los primeros seis meses del próximo.

Como siempre las limitaciones físicas de los electores no fueron un obstáculo para cumplir con el deber cívico, cientos de personas con alguna discapacidad llegaron a los centros de votación y merecieron una especial atención de las autoridades electorales que, como siempre, reservaron medidas especiales para facilitar su participación en los comicios.

Cuando cerrábamos esta columna editorial aun no se podía conocer a ciencia cierta la efectividad de los resultados y es que ellos fueron tan estrechos que los primeros estimados a “boca de urna” no eran los más precisos o demostrativos como para adelantar algún resultado en todo el país.

Y es que después de todo lo acontecido en el país, los ciudadanos ya aprendieron la lección y no han entregado un cheque en blanco a ninguna agrupación y ni siquiera le han otorgado una mayoría categórica o privilegiada como para que maneje el poder legislativo a su antojo.

Por el contrario, la votación se ha atomizado y fragmentado, las diferentes fuerzas políticas han mantenido un exiguo pero revelador porcentaje mayoritario que le garantizará algunas curules en el parlamento nacional, empero, de ninguna manera una mayoría categórica y contundente.

Y en los primeros estimados señalaban que Acción Popular era el Partido que había capitalizado la crisis de las organizaciones políticas partidarias y se encumbraba como el Partido más votado a nivel nacional, lo que desde ya le garantizaba una presencia mayoritaria en el parlamento pero con una mayoría que lo estaría obligando a formar alianzas o llegar a acuerdos con otras agrupaciones políticas para poder sentar un gobierno estable y con nuevos aires.

Aún nos quedamos con la miel en los labios por conocer la distribución que tendría la representación parlamentaria en Ancash, nos quedó la impresión que en nuestra región se pelearán las curules voto a voto, por lo menos en el ámbito nacional las diferencias son bastante cortas y con margen para variar de pronto las posiciones.

De allí que habrá que esperar pacientemente, seguramente que esta noche nos acostaremos sin saber precisamente quienes serán todos nuestros nuevos representantes y habría que esperar el conteo oficial de la autoridad electoral, sin embargo, en lo central se ha cumplido el primer objetivo de haber asistido a una nueva fiesta electoral, sin mayores incidentes y consolidando una mecánica democrática a la que ya se ha acostumbrado el pueblo peruano cada vez que se ha convocado a un acto eleccionario.