Editorial

Editorial: ::: REPUDIABLE REALIDAD :::

Los magistrados de la Corte del Santa se han mostrado sumamente activos la ultima semana en la que expidieron sendas resoluciones que han sancionado hechos de perversión sexual que han afectado seriamente a menores de edad, quienes fueron atacadas nada menos que por sus propios familiares.

El primer caso esta relacionado con una nueva condena a cadena perpetua que impuso a un mototaxista casmeño que fue hallado responsable de haber ultrajado a su hijastra desde los 8 años de edad, quien once años después reveló su odisea a una tía, tras la muerte de su madre por envenenamiento.

Esta historia es repugnante en la medida que muestra a un pervertido identificado como Marcial Eugenio Julca Ponte, como el depravado que sometió a la hija de su conviviente  pese a que tenía solo 8 años de edad, inclusive, la madre de la niña lo sorprendió sometiéndola sexualmente pero el maleante la golpeó y la amenazó con matarla junto a los menores si lo denunciaba.

En medio de este calvario la menor solo reveló lo que sucedía cuando falleció su madre, probablemente en manos de su mismo violador en la medida que aquella falleció a causa de un extraño envenenamiento.

Pese a que el pervertido negó las acusaciones, los magistrados valoraron las pruebas de cámara Gesell quew evidenciaron que la hoy adolescente presenta un grave daño emocional como consecuencia del drama que le tocó vivir durante años por los abusos sexuales de quien se supone debería protegerla.

Pero no fue el único caso, a pocos días de realizarse el proceso electoral del pasado domingo, un sujeto fue detenido por la Policía luego de recibir la denuncia de la madre y la tía de una adolescente que padece retardo mental y quien había sido ultrajada nada menos que por su propio padre carnal.

El sujeto fue identificado como Adán Silverio Utrilla Lugo (39), quien fue intervenido el último jueves 23 de enero tras ser denunciado por su propia hermana, quien descubrió a la menor junto a su padre en su misma cama y con el torso desnudo. Además, los posteriores exámenes legistas confirmarían que la menor fue violentada.

Los hechos fueron denunciados la madrugada del jueves 23 de enero en la Comisaría de Buenos Aires hasta donde llegó la madre de la presunta menor agraviada para narrar lo sucedido en el interior de su rancho en el A.H “Los Licenciados” en Nuevo Chimbote.

La justicia ha determinado dictarle 9 meses de prisión a este enfermo sexual que ha abusado nada menos que de su propia hija aprovechando que ella padecía de retardo, es decir, se trataba de juna niña especial y, por lo tanto, merecía un mayor cuidado por parte de sus propios padres.

En realidad, estos hechos parecen ser extraídos de una novela de ficción, son historias inenarrables y que escapan a la imaginación del más reputado escritor de literatura policiaca, hechos que muchos hasta se niegan a creer.

¿Cómo entender que un sujeto ataca a una niña que es hija de su conviviente y mantiene este régimen de abuso por espacio de 11 años? ¿Cómo entender a un enfermo que somete a su propia hija a pesar que esta tiene habilidades diferentes? ¿qué está pasando en nuestra sociedad que a diario se entera de atentados sexuales contra menores de edad y que ellos son protagonizados por personajes de su propio entorno?

En verdad, es una pregunta que muchas autoridades se deben formular con la finalidad de comenzar a enfrentar esta dramática situación con el apoyo de profesionales que están en capacidad de poder evaluar escenarios sumamente complicados pero a los que se requiere hacer frente con medidas que tienen que atacar las raíces y ellas se encuentran en la formación del hogar y las enseñanzas en la escuela.

Existe un problema de corte psicológico y sociológico que es necesario analizar porque los delitos sexuales, como los ataques a las mujeres, se extienden y se incrementan a pesar de las duras penas que ha establecido la ley en los últimos años. La justicia no los detiene, entonces se tiene que buscar otras alternativas frente a esta repudiable realidad.

PREVENCIÓN, ANTE TODO

El Perú quedó pasmado frente a la desgracia registrada en el distrito de Villa El Salvador, en la capital, en dónde .la fuga de gas de un camión cisterna ha generado una tragedia que hasta la fecha no deja de incrementar el número de víctimas que ya ha alcanzado a los 17 fallecidos.

En aquel accidente, un camión cisterna se averió cuando cruzaba un desnivel en la pista y comenzó a lanzar la gran cantidad de gas que transportaba, pese a que el chofer pidió a los vecinos que evacuaran el lugar y se alejaran de la zona, la deflagración que se produjo en el momento que el combustible encontró un punto de ignición, ha sido espeluznante.

El combustible convertido en brasa calcinó todo lo que encontró en su paso, se inflamó sobre una alfombra de combustible que se había expandido ante la sorpresa de muchos que no comprendían el grave riesgo que se cernía sobre sus vidas.

Esa misma tragedia pudo registrarse en nuestra ciudad cuando la semana pasada se registró una tercera fuga de gasa en un Grifo ubicado en la cuadra 38 de la avenida Pardo, hasta donde llegaron los efectivos de la compañía de Bomberos y agentes del Serenazgo ante una fuga de combustible de las llaves de los equipos de almacenamiento.

Como era de suponerse, el pánico hizo presa de los vecinos quienes llegaron al establecimiento e increparon a los trabajadores que lejos de reconocer sus fallas respondieron de mala manera a los quejosos.

Es la tercera vez que este centro de expendio de combustible presenta una fuga de gas, entonces las autoridades deben disponer un mayor control en el funcionamiento de este establecimiento en la medida que el manejo de estos productos obliga al cumplimiento de protocolos que deben proteger la vida y la integridad de las personas.

Si no queremos nuevas desgracias y que no ocurra lo que ha sucedido en la Capital entonces se deben adoptar medidas drásticas y efectivas, la prevención está ante todo, se tiene que actuar antes que ocurra alguna tragedia pues hacerlo “después de”, como se estila, no sirve de nada.