Editorial

Editorial: ::: ALEVOSO CRIMEN :::

En todo un reto para la investigación criminal se ha convertido el cruel asesinato de un joven heladero del distrito de Coishco que desapareció el pasado 9 de enero y tres semanas después su cuerpo fue hallado enterrado y con signos de haber sido estrangulado en un paraje del valle de Santa.

Se trata de Juan Ramos Monzón (28) quien fue hallado enterrado entre las chacras de la zona de Santo Ángel en el Cerro Castillo, jurisdicción del distrito de Santa, hasta donde se debieron trasladar los agentes policiales que, bajo la supervisión de la Fiscal Mixto de Santa, María Julia Mendoza Cabellos, procedieron a la excavación y retiro del cuerpo de la víctima, cuya identificación fue confirmada por sus propios familiares, por el polo que llevaba.

En la diligencia de levantamiento del cadáver, la Fiscal comprobó que en el cuello de la víctima había pasadores que serían los mismos con los cuales habrían estrangulado a Juan Ramos Monzón, por causas aún desconocidas.

El caso es sumamente extraño pues los familiares de Juan Ramos Monzón denunciaron su desaparición la segunda semana de enero señalando que fue visto por última vez cuando se dirigía al valle Tambo Real con su mototaxi y un coche de venta de helados con el que laboraba.

Precisamente, solo un día después, el 10 de enero, un grupo de agricultores hallaron abandonado el vehículo y el coche cerca al centro poblado de Cascajal, pero no hubo indicios sobre su paradero.

De acuerdo a lo que ha sido materia de información por parte de la Policía Nacional, por la forma como fue hallado el cuerpo, bajo tierra, por las huellas del estrangulamiento y por el ensañamiento, no queda duda que en este caso han existido móviles de venganza o de ajuste de cuentas, razón por la cual la pesquisa irá dirigida con aquellos estaban relacionados de una u otra manera con sus relaciones personales y laborales.

Es evidente que el occiso fue llevado a la fuerza hasta el lugar donde fue asesinado y enterrado, por ello es que apenas un día después de su desaparición su mototaxi y el coche de venta de helados fueron hallados abandonados, pues fue interceptado por los asesinos a los cuales, todo indica, que conocía.

Si la memoria no nos traiciona, son muy pocos los crímenes que se han perpetrado en nuestra provincia en el que la victima no solo es lanzada a un lejano paraje, sino que es enterrada con la finalidad de desaparecer todos los vestigios y las huellas que suelen dejar quienes son los reales asesinos.

Solo hace muchos años en los Alamos recordamos que fue enterrado el cadáver de la víctima, también se conoce el antecedente de un enfermero que mató a su paciente y la cercenó para colocarla en una maleta y arrojarla por los arenales del aeropuerto, sin embargo, de ello ya pasaron muchos años.

El antecedente mas reciente de un crimen repudiable con la pretensión de eliminar a la victima son los que protagonizaron unos sordomudos que seccionaron el cuerpo de un joven y trataron de desaparecerlo, empero, fueron interceptados por agentes del serenazgo que hicieron el macabro hallazgo.

También se encuentra en este rubro el asesinato a una niña de 8 años por parte del enamorado de su propia tía, quien la sacó de su casa con la finalidad de fingir un secuestro con este enamorado identificado como Max Eguzquiza Lafora. Pese a que el asesino obtuvo un pago de recompensa, asesinó a la menor en un rapto de locura, estrangulándola en la vivienda que compartía con su padre y para impedir que lo acusen arrojó el cadáver a un basural ubicado a un costado de la carretera Panamericana, por el aeropuerto en Nuevo Chimbote.

Fueron estos casos espeluznantes, pero muchos de ellos resueltos por la Policía, como el de la niña que conmocionó a los chimbotanos que demandaron las penas mas drásticas que contempla la ley como la cadena perpetua, sin embargo, aun cuando inicialmente les aplicaron esta sanción, posteriormente fue reducida a 35 años.

Hoy nos encontramos con otro crimen aberrante, un humilde heladero ha sido estrangulado y enterrado, es decir, con acciones que demuestran un ensañamiento que oculta móviles perversos.

Sin embargo, será este un verdadero reto para los agentes de investigación criminal, ellos tendrán que conseguir que el cadáver hable y que lo haga en función de las huellas que han quedado y que pasaron inadvertidas para los asesinos, hay que desentrañar este alevoso crimen, los responsables no deben quedar en la impunidad.

OPORTUNA MEDIDA

Una Municipalidad tiene la obligación de proporcionar no solo bienestar a los pobladores sino también garantizar su seguridad, tranquilidad, paz y sosiego, las personas tienen derecho a vivir apaciblemente, sin ruidos ni escándalos.

Por ello es que la semana pasada la comuna provincial ha iniciado una serie de operativos para impedir las fiestas en la vía publica y aquellas que se realizan con los famosos “chancalatas”, esos grupos de acompañamiento musical y que aparecen en los lugares más peligrosos.

El pasado fin de semana, personal edil del área de comercialización llegó con agentes del serenagzo y efectivos de la Policía Nacional a los pueblos jóvenes: Magdalena Nueva, El Acero, Miramar y culminó en el pueblo joven San Pedro, en este último se pretendía realizar una fiesta con chancalatas, las cuales muchas veces terminan en bochornosas peleas, reyertas y con muchos heridos y contusos.

Las fiestas de escándalo derivan siempre en descomunales broncas debido al excesivo consumo de licor, por lo que se tiene que controlar estos eventos que no pueden ser autorizados en la medida que se realizan en la vía pública.

Es importante que la comuna le haya puesto el ojo a esta clase de actividades, no solo se sanciona el consumo de licor en la vía pública y lugares no autorizados, sino que la Ordenanza Municipal 06-2014 sanciona el expendio de bebidas alcohólicas para consumo humano en lugares no autorizados con el 10 por ciento de una UIT, además de la incautación respectiva. Guerra avisada…….