Editorial

Editorial: ::: ESFUERZO DICHOSO :::

A mediados del mes de enero, un angustiado padre de familia advertía a los periodistas que habían acudido al hospital regional “Eleazar Guzmán Barrón” que su hijo recién nacido requería de ayuda para ser trasladado al Instituto Nacional del Niño, en el distrito de San Borja de Lima, para ser intervenido por un cardiopatía congénita.

Se trataba de un cuadro sumamente difícil y complicado en la medida que el bebé no solo presentaba el mal cardiaco, sino que tras ser dado de alta en el parto debió retornar al nosocomio debido que fue afectado por una infección severa que había comprometido su sistema respiratorio.

La criatura se mantenía conectado a un respirador artificial y sometido a un delicado tratamiento, empero, buscaban que estabilizarlo porque requería la auscultación y decisión de un cardiólogo pediatra que en nuestra ciudad no existe.

Afortunadamente, este caso llegó al seno del ministerio de Salud y fue la titular de este portafolio quien tomó la decisión de enviar a nuestra ciudad a dos especialistas a efectos que no solo revisaran el estado de salud del bebé sino que hicieran un reconocimiento a efectos de establecer si existían las condiciones para trasladarlo vía aérea al hospital del Niño en donde no solo hay especialistas sino equipos para estos males.

Fue por ello que el pasado fin de semana llegaron a nuestra ciudad un cardiólogo pediatra y una médico intensivista que hicieron este reconocimiento y dejaron buenas noticias, pues señalaron que la criatura se estaba estabilizando y de ser así podría ser trasladado a Lima en donde sí podría ser operado.

Solo cuatro días después, el último martes, el personal del ministerio de salud llegó en una avioneta fletada por este portafolio y trasladaron al menor bajo un protocolo sumamente cuidadoso, conectado a incubadoras a las cuales se había acondicionado todos los equipos de monitoreo que requería su débil condición física y bajo la observación de especialistas que no se despegaron un segundo del pequeño paciente.

El traslado fue todo un proceso sumamente cuidadoso, llamó la atención de los pacientes que estaban en el nosocomio en la medida que su traslado involucró el apoyo de casi una docena de personas entre médicos, enfermeras, asistenciales que debería cuidar que no existan movimientos bruscos y que la incubadora pueda ser ingresada cuidadosamente a la ambulancia y luego ser bajada de este vehículo e ingresada a la avioneta.

Afortunadamente todo trascurrió con calma y normalidad, no hubo ninguna incidencia y el transporte resultó un éxito, justamente era lo que más se temía, que la criatura no soporte el movimiento y pueda perder la vida en este trajín, empero, no hubo emergencia alguna y asumimos que a estas alturas el bebé ya pueda haber sido intervenido y se encuentre bajo estricta observación en el hospital del Niño.

Quienes han padecido alguna emergencia médica con un bebé saben y son conscientes que cuando existen males específicos que requieren de la atención de un especialista, no existe mejor establecimiento asistencial para su hijo o hija que el hospital del Niño, pues como su nombre mismo o indica allí se encuentran los mejores especialistas para niños, profesionales que se han dedicado a estudiar enfermedades en las primeras edades de la persona y son los llamados a poder superar un delicado mal en un niño.

Por ello es una gran noticia que la Ministra de Salud haya desplegado todo el esfuerzo necesario para poder auxiliar al bebé que nació los primeros días de este año con un mal cardiovascular que estaba poniendo en peligro su vida, las infecciones que había adquirido luego que le dieran de alta eran consecuencia de la debilidad de su corazón, consecuentemente, requería de una intervención especializada que solo podría tener en el hospital del Niño.

Y reconforta saber que las máximas autoridades de salud no están sentadas en un escritorio a la espera de conocer de alguna emergencia en la que puedan intervenir, lo que es común en la medida que existe una burocracia que suele dilatar o empantanar cualquier gestión que se haga al más alto nivel, empero, en el Ministerio de Salud cuentan con otros mecanismos para poder intervenir a tiempo.

Se trata de las emergencias que se transmiten en los medios de comunicación, aquellas alertas que llegan más rápido que un oficio o una llamada al despacho ministerial, una revisión de portales y redes sociales en las que las noticias vuelan y se tiene la suerte que en algunos casos reciben la atención necesaria.

Como en este caso del infante nacido en el hospital Regional en el que la decisión de la ministra de salud ha salvado una vida, ha puesto en manos de los mejores especialistas del país a una criatura que, lamentablemente, habría perecido en nuestra ciudad porque sus males requerían necesariamente de especialistas en la materia.

Hay que convenir que no es la primera vez que se tiene una reacción de este tipo de parte de las altas autoridades del país, empero, en esta ocasión el cuadro era sumamente delicado, hubo que disponer el traslado de especialistas para que revisaran el bebé y su informe ha sido positivo para que se adopten nuevas medidas, se asuman gastos considerables para poder salvar la vida de una criatura.

La constitución política del Perú señala que la vida es el fin supremo de la sociedad y del Estado, todos estamos obligados a defenderla y protegerla. Por ello es que en el sector salud no han escatimado gastos y despliegues para acudir en ayuda de un bebé recién nacido que lucha por sobrevivir y al cual había que ponerlo en las mejores manos para que pueda salir de ese trance.

Hay que saludar el despliegue del personal del ministerio de salud, de los médicos, enfermeras y trabajadores asistenciales del hospital Regional quienes pusieron todo de su parte para cumplir no solo ese parágrafo de la Constitución que nos dice que todos debemos proteger la vida, sino para satisfacer ese deber que nos lleva a todos a defender a un angelito.

No existe sacrificio alguno cuando se lucha por la vida, es el esfuerzo dichoso que se ha aplicado para llevar al recién nacido hasta el hospital del Niño en donde, todos confiamos, que superará sus males.