La Policía Nacional del Perú es una institución creada para garantizar el orden interno, el libre ejercicio de los derechos fundamentales de las personas y el normal desarrollo de las actividades ciudadanas. Sus integrantes representan la ley, el orden y la seguridad en toda la República y tienen competencia para intervenir en todos los asuntos que se relacionan con el cumplimiento de su finalidad fundamental.
Esta finalidad fundamental de la Policía Nacional es garantizar, mantener y restablecer el orden interno, prestar protección y ayuda a las personas y a la comunidad, garantizar el cumplimiento de las leyes y la seguridad del patrimonio público y privado y prevenir, investigar y combatir la delincuencia.
Esto es lo que dicen las leyes y el reglamento de tal suerte que los miembros de la Policía Nacional deben respetar estos postulados, son agentes que representan a la ley y como tal deben servir a la sociedad y no lesionarla o agraviarla con acciones no solo de corte indisciplinario sino de molde delictivos.
Hacemos este preámbulo a propósito de la mala racha registrada en la Policía Nacional que se había puesto de manifiesto con la inicial detención de dos efectivos en actividad que incurrieron en graves actos delictivos. Uno por haber dado muerte a un joven trabajador al embestirlo con el auto de propiedad policial cuando se encontraba en competo estad de ebriedad, y, el otro por haber disparado contra la actual pareja de su ex conviviente dejándolo gravemente herido.
A esos dos hechos que motivaron el pronunciamiento de los medios locales, se ha sumado la ultima semana otro hecho que involucra a un efectivo de la Policía Nacional, en este caso un Sub Oficial que se presentó a la ventanilla de un banco comercial del centro financiero con la finalidad de cobrar nada menos que 175 mil soles con un cheque que era falso, de acuerdo a la imputación que ha trascendido.
El protagonista de este hecho es Alejandro Jhonatan Chuqui Rodríguez (25), Suboficial PNP de Tercera intervenido el miércoles de la semana pasada en el banco BBVA de Nuevo Chimbote cuando pretendía cobrar un cheque falso por 175 mil soles, en complicidad con otro sujeto identificado como Gerardo José Archila Hernández (26).
El efectivo policial presta servicios en la Comisaria de Santa y se encontraba en su día de franco cuando se acercó a la ventanilla con el titulo valor que estaba girado a su nombre de una cuenta que correspondía a una empresa pesquera.
Sin embargo, pese a los entornos graves y delicados de un hecho de esta naturaleza dolosa y fraudulenta, el Fiscal decidió apenas un día después dejar en libertad al mencionado efectivo policial, bajo el manido argumento de la inexistencia de graves y fundados elementos de convicción como para dictar prisión preventiva.
Según ha trascendido inicialmente, tras ser detenido, el efectivo policial adujo que el cheque se lo había entregado un amigo que le debe 10 mil soles y le dijo que debería cobrar ese cheque de una empresa pesquera por 175 mil soles, de tal suerte que se cobraría los 10 mil soles y el resto se lo entregaría.
Sin embargo, ante el Fiscal explicó que no llegó a la entidad bancaria para cobrar el mencionado cheque sino para consultar sobre su originalidad del cheque y que fue el cajero que lo atendió quien le hizo endosar el documento y le ofreció aperturar una cuenta.
En otras palabras, el detenido confesaba ser no solo una santa paloma sino que aseguraba ser una víctima de terceros que lo habrían llevado a tomar parte de un evento en el que no tiene responsabilidad alguna.
Si es que ha sido puesto en libertad es porque quien le cree esta versión es solo el Fiscal encargado de la investigación, pues hay que ser muy ingenuo para pensar que alguien le entregue un cheque de 175 mil soles y no conozca la naturaleza y la procedencia del mismo.
Esto es mas grave aún si se tiene en cuenta que el empleado bancario rechazó la versión del Policía, es decir, que su versión no tenía asidero y menos consistencia alguna, más aun cuando carece de toda lógica,
Seguramente que, si estamos ante cualquier hijo de vecino, ante un ciudadano cualquiera a quien le piden que haga efectivo un cheque de terceros sin que conozca de donde procede, podríamos pensar que existe ignorancia y hasta ingenuidad de parte del involucrado, empero, si hablamos de un efectivo de la Policía Nacional nadie puede siquiera sospechar que “lo utilizaron” como un monigote para que ponga el pecho por otros ante una grave responsabilidad.
Los miembros de la Policía han sido adiestrados para conocer la naturaleza de los hechos de naturaleza delictiva, saben cuando existe una acción irregular que apunta a la comisión de un delito, más aun cuando presuntamente le entregan un cheque de 175 mil soles para que lo haga efectivo.
Nadie sería capaz de presentarse en ventanilla de un banco comercial con un cheque de 175 mil soles sino sabe de dónde procede, si es legítimo o si no responde a una emisión regular, pues es evidente que el Policía no ha tenido trato alguno con la giradora sino con la persona que aduce le debe 10 mil soles…
Y esto debería ser parte del cumulo de elementos de convicción que debería preocupar al representante del Ministerio Público, es decir, que se acredite la preexistencia de la obligación que dice el efectivo policial le tiene una tercera persona por 10 mil soles y que lo habría motivado a acercarse a cobrar el cheque por él.
La existencia de este supuesto préstamo es solo la coartada que ha proporcionado el investigado y el Fiscal no debería tomarla como cierta hasta que dentro de un procedimiento regular se demuestre que ella realmente existe.
La condición de miembro de la Policía Nacional es calificante, no atenúa una acción que se reputa como delictiva, de allí que llama la atención que la justicia no considere este hecho como tampoco lo hizo cuando archivó el caso de la muerte del maquinista a manos de un Policía ebrio y deje este caso en impunidad, como tampoco lo hizo en el atentado contra la vida de aquel hombre que fue agredido por el ex conviviente de su pareja, un efectivo de la Policía que increíblemente es comisario de una dependencia policial del interior de la provincia.
El mensaje que nos entrega la justicia con estos tres casos es realmente preocupante y debería llamar la atención de la titular de la Fiscalía del Santa pues al final quien se desacredita ante el concepto público de la colectividad es la institución que debe disponer se revise el desempeño de sus miembros como secuela de estas suspicaces disposiciones fiscales.