Editorial

EDITORIAL: ::: DIA NEGRO :::

Cuando la semana pasada el presidente de la republica anunció la ampliación del régimen de emergencia por dos semanas más, hasta el próximo 10 de mayo, se afirmaba y sostenía que al país nos esperaba los días más difíciles en la medida que estábamos llegando a la curva de la arremetida del COVID 19, aquella que según los entendidos representaría el punto máximo desde el cual comenzaría a descender.

Y todo hace pensar que los estimados daban en el blanco, pues desde el pasado viernes las cifras oficiales que proporciona el Gobierno se descontrolaron y comenzaron a subir como la espuma.

De los habituales centenares de contagios diarios pasamos a los miles, el nivel más álgido se registró el pasado sábado cuando la cifra de contagios subió en 3,868 y en 66 fallecidos en solo 24 horas.

Es el registro más alto en toda la emergencia nacional, empero, resultó una suerte de “ave de mal agüero” en la medida que desde entonces las cifras no acompañan nada bien a nuestro país.

Pasó de ser uno de los países en que mejor se controlaba la enfermedad a nivel del continente, a ser uno de los más altos con número de contagios y fallecidos, lo que es peor aún, desde entonces los contagios se han contado por dos a tres mil por día y los fallecidos han crecido entre 70 a 90 cada día.

Si esto ya es sumamente preocupante, lo que ha ocurrido ayer en nuestra región es mucho más espantoso en la medida que el registro de fallecidos por día, que no superaba el promedio de tres, inclusive, hubo un día en que solo se dio cuenta del deceso de una sola persona, se disparó a 16 decesos en un solo día.

Esto es terrible y lo más grave es que esta noticia llega en un momento en que ha trascendido el informe de un organismo de investigación que había revelado que el Gobierno no era sincero en la difusión de las cifras diarias de fallecidos, dejando entrever que ella debería ser el triple de lo que se revela a través de la plataforma oficial del MINSA.

No cabe duda que los chimbotanos nos hemos quedado con los pelos de punta, pues de los 16 fallecidos que se informó ayer son 10 los que pertenecen a Chimbote, es decir, nuestro puerto se ha convertido en el principal foco infeccioso del COVID 19 en nuestra región.

La estadística de los fallecidos ha llegado a representar el 50% del total, mientras que a nivel de la provincia del Santa, es decir, considerando a los distritos de Santa, Coishco y Nuevo Chimbote llega a tener nada menos que el 90% de los fallecidos a todo nivel de Ancash.

Nos imaginamos que las autoridades locales están monitoreando este repentino avance del nuevo coronavirus, es imperativo que se adopten correctivos, si Chimbote se ha llenado de casos positivos y si su gente se muere es porque no se ha respetado el aislamiento obligatorio y para verificarlo a los periodistas nos basta observar el tránsito peatonal y vehicular que se registra todos los días por la avenida Gálvez.

Cuando el aislamiento obligatorio ha convertido las calles en comunidades fantasmales, en la avenida Gálvez parece que no existiera emergencia, todo nos hace suponer que para la gente que llega a ese sector no hubiera restricciones a las actividades, pues hasta la mañana de ayer se desplazaban con la más absoluta normalidad.

He allí las consecuencias, las personas que regaron el COVID 19 se viene muriendo con la misma facilidad como se contagiaron. Se dijo y repitió hasta el hartazgo que si el virus encuentra a una persona con el estado inmunológico disminuido se convierte en una enfermedad mortal.

De todas maneras creemos que las autoridades pudieron hacer algo más para evitar este Día Negro como el de ayer que, a decir verdad, jamás nos imaginamos que llegaría. Que Dios nos ayude.

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