Opinión

DE ACUERDO A LEY

Por: Luzmila Bocanegra Catalán (*)

Había cumplido los 17 años cuando ocurrió la epidemia del cólera en Chimbote, murieron más de 3 mil personas, muchas familias se vieron enlutadas por ese lamentable hecho, presidía el gobierno el señor Fujimori, el gobierno regional estaba a cargo del ing. Alberto Alfaro y dirigía la municipalidad el Arq. Marcos Benites. Nuestra ciudad pasó momentos de pánico por esta enfermedad infecciosa que se contagiaba con asombrosa rapidez.

Pese a la precariedad que vivía mi familia en el PJ 2 de junio, yo me preparaba para ingresar a la universidad, mi padre era trabajador marítimo, mi madre vendía verduras en el mercado, éramos 6 hermanos, que ayudábamos en el comercio ambulatorio, nunca nos quejamos, al contrario, mi padre sentía orgullo como representantes de diferentes clases políticas, se unieron para enfrentar aquella epidemia.

Recuerdo que fueron fechas muy duras, aparte del hambre (no consumiamos pescado y frutas porque temíamos que llegaran contaminadas) y la pobreza, estaba latente el terrorismo de sendero luminoso y del estado, además Fujimori aplicó el shock económico que causó más estragos en la gente pobre, pero en casa, en el barrio, en Chimbote, jamás hubo quejas, mucho menos insultos a los gobernantes, aguantamos el hambre, lloramos a nuestros muertos y la vida continuó, trayéndonos tristezas y momentos gratos.

Dios me bendijo porque pude trabajar en lo que me gusta, en los proyectos culturales, 12 años en el Centro Cultural Centenario sirvieron para compartir con líderes, escritores, artistas y gente de los barrios donde muchas veces fui arrastrando libros, llevando cuenta cuentos con las Bibliotecas Itinerantes. Una noche recibí la invitación del alcalde para integrar el equipo de Cultura de la Municipalidad, aquella noche lloré de emoción, Dios seguía de mi lado, había superado una grave enfermedad cáncer en tercer grado, ahora la vida me presentaba un nuevo reto.

Ingresé el 2 de enero de este año, soy testigo de la humanidad del alcalde, es cierto que existe la libertad de expresión pero no la libertad de agresión, hay textos contra su padre fallecido, contra su madre, contra su familia, por eso escribo estas palabras, porque considero que los insultos contra su honor, contra su físico, han sobrepasado todos los límites del daño a una persona, ¿ese es el ejemplo que damos a nuestros niños y jóvenes?

Un estado de derecho tiene sus mecanismos cuando la gente no está de acuerdo con sus autoridades, las urnas rectifican proyectos, la revocatoria es otra alternativa, el poder judicial recibe denuncias si los actos de corrupción existen, pero por favor, no descendamos al lenguaje soez ni mucho menos a la grosería. Chimbote es tierra de excelentes literatos que han obtenido premios importantes, justamente por estar alejados de estas palabras vulgares.

Esta mañana en una entrevista el alcalde Briceño Franco aceptó que hay errores en su gestión pero que se han rectificado, también señaló por enésima vez, que está actuando de acuerdo a ley, creo en su palabra, mientras no se demuestre lo contrario, seguiré creyendo en un hombre que ayuda, hay muchas personas que pueden dar fe de lo que digo.

(*) Promotora Cultural.

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