Editorial

Editorial: ::: REAVIVA PERÚ :::

Eb los últimos días se han escuchado cuestionamientos de todos los sectores por la forma como se han manejado los millonarios recursos que el Gobierno ha destinado para el auxilio y salvataje de miles de micro y pequeñas empresas del país que están virtualmente colapsadas como consecuencia de la prolongada paralización de la actividades productivas por la emergencia nacional a la que nos ha llevado el COVID 19.

Estos cuestionamientos están relacionados a las colocaciones que se han efectuado de los millones de soles que ha destinado el Poder Ejecutivo a través del programa REACTIVA PERU, el cual representa una posibilidad de crédito con un año de gracia para que las pequeñas empresas puedan retomar sus actividades después de la prolongada cuarentena.

Las agrias y severas criticas no se han dejado de escuchar en la medida que, lejos de constituirse en un instrumento de rescate económico de las pequeñas empresas golpeadas por la crisis económica que azota al país, la mayor parte de los 60 mil millones que el estado ha entregado por intermedio del Banco Central de Reservas, fue a para a manos de grandes u oligopólicas empresas, de empresarios de solida posición económica y de grupos de poder que se han beneficiado con un presupuesto que aparentemente no estaba destinados a ellos.

Las empresas pesqueras, que no han sido afectadas por esta pandemia en la medida que no paralizaron sus actividades como otras, son las que se encuentren en primera línea, han percibido millones de soles a despecho de algunas pequeñas empresas a las cuales ni siquiera les quieren recibir una solicitud.

Pero la pregunta que se cae de madura es ¿son los grandes y poderosos empresarios los responsables de un privilegio que para la mayoría no debe darse? La respuesta es negativa, su astucia y audacia para los negocios solo responde a las debilidades y concesiones de una norma que no estaba bosquejada como la anunciaron.

En efecto, el Gobierno no dictó una norma de REACTIVA bajo los márgenes que había expuesto el presidente de la república, por el contrario, aun cuando se dijo que este programa estaba destinado a reactivar las micro y pequeñas empresas, en su promulgación no solo consideraba estos dos rubros, sino que ha añadido a las medianas y grandes empresas.

Por ello es que no solo determinó los niveles de garantía en función, precisamente, a la capacidad económica de las empresas, sino que dejó el margen suficiente para que las empresas de mejores contabilidades y contribuciones puedan acceder a préstamos siderales.

Por ello es que al iniciarse esta semana se ha podido conocer en Chimbote que las empresas pesqueras, que son las que facturan millones de soles al año y cuya actividad económica tiene un rendimiento impresionante, han percibido millonarios préstamos y sus propietarios, con ladina habilidad, han dividido sus solicitudes de crédito no solo entre las varias empresas que tienen, sino hasta en nombre de sus propios familiares, lo que en realidad representa un aprovechamiento descarado de recursos destinados a otros rubros.

Esta misma información es la que se ha difundido en la capital de la república, en donde se afirma que las cadenas farmacéuticas de uno de los más grandes millonarios el país, ha echado manos de millones en préstamos de Reactiva Perú, que empresas del ramo inmobiliario, otras que manejan los grandes centros comerciales y hasta las constructoras que han defraudado el país en el escándalo Odebrecht, no tuvieron reparos en instalarse en la cola de beneficiarios y obtener ingentes cantidades de dinero en calidad de préstamo.

Si la norma lo permite no hay nada que hacer, empero, era pertinente que se le diga la verdad al país, es decir., que no se trataba de auxiliar al micro y pequeño empresario, sino que se buscaba quedar bien con el gran empresario, aquellos que han accedido a los dineros de todos los peruanos a pesar que tienen espalda financiera como para soportar fácilmente los estragos de la pandemia.

De allí que este programa se ha convertido en un REAVIVA PERU, es decir, que beneficiará siempre al que se aviva y “se pone mosca” para meterse unos cuantos millones al bolsillo mientras las mayorías de empresas desfallecen y no saben cómo salir del hoyo en el que se encuentra. ¿es esto justo? Será necio responder la pregunta.

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