Editorial

Editorial: ::: FOCALIZACION E INEQUIDAD :::

El día de hoy martes concluye un nuevo periodo de emergencia nacional generada por la pandemia del Covid 19, pues el gobierno ha decidido el último fin de semana ampliar una vez más este régimen hasta el 31 de julio, con lo cual se prolonga por sétima vez este régimen de excepción desde que se puso en marcha el 15 de marzo pasado.

La diferencia en esta ocasión es que este nuevo régimen ha estrenado la famosa cuarentena focalizada, es decir que se levantan las restricciones de aislamiento en todo el país con excepción de siete departamentos que serán los que continuarán con el aislamiento social obligatorio, es decir con cuarentena, y con la inmovilización total los días domingos.

En estos siete departamentos, entre los que se encuentra nuestra región Ancash y que implica que los chimbotanos continuaremos en el confinamiento en nuestros domicilios y las restricciones de las actividades económicas que ya han sido autorizadas en otras circunscripciones del país, se sustenta en la vigencia de altos niveles de contagios.

Así lo expresa el D.S. 016-2020 publicado el último viernes 25 en cuya parte pertinente señala “Que, en ese camino a una nueva convivencia social, se continuarán adoptando acciones diferenciadas con relación a las medidas de inmovilización en algunos departamentos de nuestro país, en razón a los altos índices de contagio y propagación del COVID-19 que aún subsisten y que en virtud a las evaluaciones epidemiológicas podrán ir variando”

Sin embargo, ¿es esto realmente cierto a la luz de las cifras que muestran la Sala Situacional del Ministerio de Salud?. Si se echa una mirada a los cuadros realmente no se comprende las razones de esta medida que resulta injusta a “ojo de buen cubero”.

En efecto se ha colocado como zona roja del Covid en el mapa del país a regiones como Madre de Dios, Junín, Ica y Huánuco que presentan números sumamente bajos en comparación de otras que han sido autorizadas a levantar sus restricciones.

Nos estamos refiriendo a las regiones de la zona norte del país y al norte de Ancash, en donde, excepción  hecha de Tumbes y Piura, se encuentran con niveles de contagio y letalidad superiores o casi iguales a las de Ancash.

Nos referimos específicamente a los casos de Lambayeque y la Libertad, dos regiones que desde que se presentó la emergencia del nuevo coronavirus, siempre se mantuvieron por encima de Ancash en los registros de contagios y muertes, inclusive, la primera de ellas ha denunciado el colapso de sus servicios sanitarios por la gran cantidad de pacientes que ya no pueden ser atendidos de manera conveniente.

Por ejemplo, hasta el último viernes, día en que se adoptó la medida, las cifras oficiales señalaban que Lambayeque tenía 13,259 casos de contagios y 731 muertos, La Libertad registraba 9,490 contagios y 538 muertos, mientras que Ancash mostraba un incremento a 7,538 contagios y 452 fallecidos.

Estamos hablando de las cifras de la Sala Situacional Nacional que difieren drásticamente de aquellas que maneja la Dirección Regional de Salud de Ancash, empero, al margen de ello, no sabemos si alguien puede advertir diferencias entre unas y otras, inclusive, cualquiera podría decir que nuestra región está en mejores condiciones que las dos primeras.

De allí que se genera un sentimiento de duda e incertidumbre respecto  la naturaleza de la medida adoptada por el gobierno, pues si bien es cierto que en Ancash se ha advertido un incremento de contagios y fallecimientos en las últimas semanas, lo que debió hacer es castigar igualmente a dos regiones como Lambayeque y La libertad que manejan cifras mayores a todas las regiones que han quedado en cuarentena en esta nueva fase de la emergencia.

Somos conscientes que el gobierno busca proteger la vida, la salud y la integridad de los peruanos, sin embargo, en esta nueva fase de la cuarentena focalizada no encontramos equidad y justicia al ser castigados con una medida que debería ser igual para todos. Eso, por lo menos, es un principio universal.

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