Frente a la pandemia que vivimos jamás nos habríamos imaginado que el Presidente de la República tenía la intención de cambiar a una gran parte de su gabinete pues ello es sinónimo de crisis política, y, si a ella le agregamos la crisis de salud la conclusión es que las cosas están bastante complicadas para el país.
Y es que, a diferencias de otras crisis ministeriales, en esta ocasión estas modificaciones se han manejado bajo un absoluto hermetismo, generalmente la prensa llega a tomar conocimiento de la voluntad de cambios y lanza los trascendido con mucha antelación inclusive, baraja y juega con los nombres de aquellos que se califica como “ministeriables”.
En esta oportunidad se pudo conocer de los cambios de ministros apenas un día antes y sorprendió a propios y extraños por la selección que ha realizado el Jefe de Estado, por las características y la trayectoria de quienes ha puesto al frente del manejo del país, sumamente golpeado por la crisis.
Excepción hecha de la ministra de salud, Pilar Mazzetti, cuya capacidad es reconocida por tirios y troyanos, la elección de los demás ministros ha generado una serie de comentarios y hasta polémica, partiendo justamente del primer ministro o premier como suele denominarse.
El titular de la cartera principal del nuevo gabinete, Pedro Cateriano Bellido, es un personaje bastante conocido en el país, la mayoría de los peruanos lo identifica como “luz verde” en alusión al mote político que le endilgó la prensa cuando, teniendo el mismo cargo de primer ministro en el gobierno de Ollanta Humala, se puso a disposición de la primera dama cuyas decisiones acataba a ojo cerrado.
Justamente, ese paso por el deslucido gobierno del ex comandante del ejército, permitió que se conozca el carácter duro y confrontacional que tiene el nuevo presidente del Consejo de Ministros, ese sesgo político que denuncia en cada una de sus intervenciones y sus odios y antipatías por ciertas agrupaciones que a la fecha siguen teniendo representación en el congreso de la república.
De allí que muchos han calculado que el presidente Vizcarra ha buscado endurecer su gestión, ha necesitado de alguien que el cubra la espalda frente al accionar de un Congreso que lo ha puesto en jaque en mas de una oportunidad y en donde no tiene representación política.
Por ello es que el nuevo premier estrena su accionar político con una serie de reuniones con los máximos representantes de las diferentes organizaciones políticas del país, ha anunciado que busca los consensos políticos y formular un llamado a todas las representaciones a sumar esfuerzos en aras de hacer frente juntos a la grave situación de salud y económica que padece nuestro país campo consecuencia de la pandemia.
Justamente, ayer sábado se han iniciado estas reuniones con lideres de Acción Popular, Alianza para el Progreso y el Partido Morado, con protocolos y poses para fotografías que los peruanos conocemos hasta el hartazgo.
Esta clase de gestos políticos no son una novedad, a ella han apelado muchos ex primeros ministros, ha llevado a juntar, como se dice en el argot criollo, a perro, gato y pericote en una misma mesa, ha generado muchas polémicas, como un reciente encuentro del ex Premier Salvador del Solar cuando llegó a la cita el controvertido empresario y ex congresista José Luna Gálvez, quien arrastra graves denuncias por actos de corrupción.
Pero, la pregunta que se cae de madura es ¿Qué legado positivo nos ha dejado esta clase de encuentros en el pasado? ¿Qué logros se ha obtenido de ellos en el espectro político nacional en los últimos años?
Nada, absolutamente nada, esta clase de reuniones solo han servido para la fotografía, el abrazo y falsos compromisos de trabajar unidos por la patria, empero, ello solo ha quedado en el papel, estamos más que convencidos que el Congreso seguirá haciendo su rol de confrontación al Ejecutivo con la aprobación de proyectos que desdicen la línea política del Gobierno y que pretenden echar por tierra los decretos que promulga.
Quisiéramos equivocarnos, empero, consideramos que estas reuniones solo representan una pérdida de tiempo, nada se consigue de ellas, los grupos políticos están infestados de personajes que solo se preocupan de su futuro electoral y laboral, solo ambicionan el poder, de allí que nada se saca tratando de unir fuerzas que no tienen un norte común en nuestro país.