Editorial

Editorial ::DESPROTEGIDOS::

Un informe de la Contraloría General de la República ha generado sorpresa y espanto por los alcances que tiene y en la medida que desnuda los serios desbalances y deficiencias de la estrategia sanitaria que ha puesto en marcha el gobierno en el marco de la pandemia del Covid 19 que agobia al mundo.

Este informe del organismo de control señala que menos del 50% de efectivos policiales de las comisarias que fueron inspeccionadas por sus auditores, habían sido sometidos a la prueba contra el Covid, lo que quiere decir que se ha permitido que el contagio se mantenga en las sedes policiales que, se supone, deberían ser las mejores cuidadas tratándose de organismo de primera línea en esta lucha desigual contra el virus.

De la misma manera, este informe revela que en siete regiones del país, entre las cuales se incluye a Ancash, no se habrían entregado mascarillas simples ni guantes descartables al personal civil que venía laborando en sus instalaciones, lo que habría incrementado el riesgo de contagio de COVID-19.

Esto quiere decir que a los efectivos policiales los enviaron a hacer frente al covid 19 sin las herramientas más elementales de aquellas que recomiendan las normas de prevención, dejándolos librados virtualmente a su suerte.

En realidad, quienes nos hemos desplazado a lo largo de toda esta pandemia y nos encontramos con los iniciales puntos de control advertimos que los miembros de la Policía se veían obligados a controlar el paso de los vehículos y personas autorizadas, así como que estas cuenten con sus equipos de protección, a pesar que ellos no las tenían.

Las anécdotas las vivimos los choferes, quienes en alguna oportunidad nos encontramos con sub oficiales bastante jovencitos que decían “señor por favor muestre su autorización” y se negaban a recibir el documento para que lo revisen detalladamente, como correspondía, porque carecían de guantes para protegerse de una contaminación, a pesar que en esos momentos servían para proteger nuestra salud.

De la misma manera, muchas veces carecían de mascarillas y estaban expuestos al contagio en la medida que en este control no se guarda la distancia que elimine la posibilidad de contaminarse con las personas que pasaban a su alrededor.

Hay que tener en cuenta que este informe ha sido elaborado en base a una muestra que se obtuvo de 493 comisarías visitadas, lo que representa el 36% del total nacional (1.359), lo que quiere decir que si se podría realizar una inspección más amplia los resultados podrían ser más preocupantes.

No podemos olvidar que la crisis del Covid 19 en las filas policiales se agudizó el mes de junio, cuando se registraron decenas de fallecimientos y de contagios entre los miembros policiales y ello era producto del riesgo que representa el hecho no solo de ir a trabajar sino de exponerse ante la ciudadanía a la cual debes cuidar.

Tratándose de una entidad que está en la primera línea de lucha con la Pandemia, el Gobierno debió garantizar mejores medidas para proteger a sus integrantes, más aun si se tiene en cuenta la riesgosa labor que deben realizar.

Lamentablemente es un mal afianzado en nuestro país, los trabajadores del sector salud también se vieron precisados a realizar actos de protesta para reclamar mejores equipos de protección y protocolos que le permitan hacer frente a un mal que cada día que pasa parece reinventarse y muestra nuevas alternativas de contagio.

Esperemos que nuestros valerosos miembros de la policía nacional sabrán salir adelante en esta pandemia, que esta suerte de abandono gubernamental no les baje la moral, por el contrario que sigan adelante con todas las alternativas que encuentren a la mano. Necesitarnos recuperar la imagen del policía de antaño, aquel que no esperaba nada a cambio para ayudarte y asistirse. Nuestra solidaridad con los hermanos Policías.