Posiblemente el día de mañana los registros de la Dirección Regional de Salud de Ancash señalen que nuestra región ha alcanzado los 30 mil contagios a causa de la pandemia del Covid 19 y ha superado los 1,400 fallecidos, lo que dice de un registro sumamente alto y preocupante para las autoridades cuando tienen que decidir la suerte de Ancash en la medidas sanitarias que le corresponde.
Y en este mismo ritmo, los registros de Chimbote siguen siendo los que encabezan la lista, pues el último fin de semana superó los 10 mil contagios que representa, a “ojo de buen cubero”, el tercio del total que existe en Ancash,
Si tenemos en cuenta que a esa cifra se le suma la de nuevo Chimbote llegaremos a los 15 mil infectados, es decir, la mitad del global que tiene Ancash, coronando de esta manera un foco infeccioso del cual no nos hemos podido sacudir en estos seis meses.
Sin embargo, la pregunta que tendríamos que hacernos guarda relación con las causas o razones por las cuales nuestra ciudad o región mantiene un nivel alto de contagios y decesos si existen modos y maneras de poder controlar esta pandemia, a la luz de los conocimientos que se han descubierto en estos ya seis meses de la presencia del Covid en el mundo.
Así como los científicos pudieron ir descubriendo algunas características de esta enfermedad mortal, las autoridades fueron implementando paulatina y secuencialmente las medidas de prevención que son efectivas y con ellas las estrategias que son necesarias e imprescindibles en estos casos.
Si esto es así, entonces ¿cómo es que Chimbote mantiene una cifra impresionante si desde el 15 de marzo, es decir, desde que se inició la emergencia nacional, mantiene un nocivo y exasperante confinamiento, es decir, un aislamiento social obligatorio que ha restringido de manera pronunciada sus principales actividades y debe estar señalando el camino de la recesión para lo que viene post pandemia?
La pregunta es pertinente en la medida que, a diferencia de otras grandes ciudades que se encuentran en tercera fase de la reanudación de actividades, en nuestro Puerto deberíamos mejorar nuestros registros en tanto y en cuanto deberíamos respetar una cuarentena que elimina las posibilidades de aumento del contagio.
Lamentablemente, esto no ocurre porque la población no está en condiciones de respetar y acatar las medidas de prevención que ha establecido la autoridad gubernamental, pues al margen del aislamiento existen otras restricciones que se establecieron porque se determinó que se trataba de los nuevos focos infecciosos del Covid 19, como son las reuniones familiares, amicales o la ingesta de alcohol entre amigos.
Estas actividades promueven la aglomeración de personas, involucra la presencia de personas que llegan de otros lugares y están en condiciones de arrastrar el virus en posición de asintomáticos, lo que quiere decir que de manera involuntaria están trasladando la enfermedad a otros estratos y se convierten en el vehículo que se quiere impedir para los efectos de no generar brotes o propagación de un mal que se convierte en mortal cuando encuentran a personas vulnerables en los segmentos hacia los cuales retornan los fiesteros.
Esto es algo que se dijo y se repitió hasta el hartazgo pero que lamentablemente la gente no entiende, se muestran desafiantes e ignoran las recomendaciones, y, para muestra solo hace falta un botón, el último fin de semana la Policía intervino dos galleras y dos cebicherías en las cuales encontró a centenares de parroquianos libando licor y departiendo como si estuviéramos en condiciones normales.
Esta es la causa del alto incremento de contagios en Chimbote, los malos hábitos de muchas personas que no pueden controlarlos a pesar de las recomendaciones que formulan las autoridades, no miden el grave peligro que representan estas salidas y reuniones en donde solo se favorece la transmisión del virus. Por ello estamos como estamos y la única manera de detener esta vorágine de contagiados es dejando de lado las viejas costumbres que no tienen lugar hasta que se consiga una adecuada vacuna. Nada más.