Editorial

::: MÁS QUE INCOMPRENSIBLE :::

El último fin de semana la Policía Nacional, los Municipios y el Ministerio Publico intervinieron varios locales en donde se realizaban o se preparaban fiestas bailables en donde se decomisaron decenas y decenas de cajas de cerveza, además de los equipos musicales de chancalatas.

Son las denominadas “Fiestas Covid”, aquellas que reúnen a gran cantidad de hombres y mujeres desprejuiciados que han olvidado que estamos en tiempos de pandemia, que les importa un comino el peligro que representa el virus del covid 19 o que sencillamente piensan que son de acero inoxidable y se exponen a reuniones que representan un foco de contagio,

Son fiestas en donde lo que menos existe es protección personal, en donde los asistentes no usan mascarillas y menos aún guardan la distancia prudente que recomiendan los especialistas para evitar la propagación del virus.

Por ello es que están terminantemente prohibidas y por ello es que pasaron de una sana recomendación y exhortación a una prohibición legal que la convierte en delito común, y por ello es que los intervenidos en estas reuniones públicas o privadas son enviados a la sede de la Policía en donde son multados y quedan fichados para ser judicialmente procesados en caso incurran en reiterancia.

Sin embargo, pese a que existe la prohibición legal, pese a que los asistentes son personas que son conscientes de las consecuencias que puede generar su presencia en esta clase de reuniones, ellas se repiten una y otra vez, lo hacen de manera subrepticia para evitar, justamente, el accionar de las autoridades.

Por ejemplo, la localidad de Tangay se ha convertido en el escenario preferido para los promotores de estos eventos, una zona alejada y despejada de seguridad policial resulta el ingrediente perfecto para que se desarrollen estas actividades que resultan siendo el componente perfecto para la propagación del virus.

Muchos deben recordar que hace poco más de un mes las autoridades allanaron uno de estos locales en Tangay y detuvieron a más de 80 personas que inmediatamente fueron sometidas a un tamizaje y el resultado no pudo ser más revelador pues 46 de estos individuos, entre hombres y mujeres, eran casos positivos, es decir, que portaban la enfermedad y no lo manifestaban, en otras palabras, eran pacientes asintomáticos que estaban derramando el virus a quienes tenían contacto con ellos, promoviendo de esta manera la propagación de la enfermedad.

Lamentablemente, a pesar que esto ocurrió hace varias semanas y fue de dominio público, la gente sigue concurriendo a esta clase de fiestas y reuniones, no deja de exponerse y consideran que la pandemia ya es parte del pasado por el hecho que descendieron notoriamente las cifras de contagios y fallecidos.

Sin embargo, eso es solo efecto de la curva que suelen tener esta clase de pandemias, empero, demostrado está que en otros países, como en el continente europeo, se presenta lo que denominan como una segunda ola, cual es el rebrote de la enfermedad, nuevamente los hospitales y las morgues se ven congestionadas por el crecimiento descontrolado de pacientes positivos y por el incremento de decesos como consecuencia de la misma enfermedad que muchos, equivocadamente, consideraron que ya estaba dominada.

Seguramente que cada quien es responsable con lo que suceda a su organismo, lo que no pueden hacer es exponer con sus actitudes y comportamientos equivocados la salud de los demás, hay que entender de una buena vez que la pandemia no ha terminado, que el virus sigue al acecho en las calles y que en cualquier momento puede extenderse en proporciones incontrolables.

Esta semana se ha estrenado una vacuna que, aparentemente, consigue controlar el Covid 19, que ha comenzado a aplicarse atendiendo a la desesperación de muchos países por cortar este mal y que, al Perú, debe llegar todavía en el segundo trimestre del año próximo.

Hasta entonces hay que cuidarse, hay que tomar nuestras precauciones, hay que evitar las reuniones sociales, familiares y amicales, hay que evitar los lugares que genera aglomeración de personas, inclusive, aquellos que han sido autorizados hasta en un 40% de aforo.

El sentido común nos dice que hoy más que nunca debemos cuidarnos, de allí que al ver los resultados de los operativos de la policía, ellos son más que incomprensibles.