DE RAIZ
Apenas ayer, en esta misma columna habíamos advertido que las disposiciones que había adoptado el gobierno para contener el incremento de pacientes en estas fiestas de navidad, como era la restricción del uso de vehículos particulares los días 24 y 25, así como el 31 de diciembre y 1° de enero, no representaban nada en la intención de impedir la propagación del contagio, ello porque, a la luz del pésimo comportamiento del peruano y sus costumbres etílicas de las festividades de año nuevo, no se verían afectadas con estas medidas, las fiestas, las reuniones sociales, familiares y amicales se llevarían a cabo de todas formas, para lo cual se apelaría al transporte público para llegar al destino que se proponían. Sin embargo, anteanoche el mismo gobierno, apremiado por la nueva cepa que se dice ha aparecido en reino Unido, ha dictado nuevas normas, una de ellas relacionada con el cierre de playas y la otro con la ampliación del toque de queda. En este último caso, se impedirá el desplazamiento de las personas desde las 11.00 de la noche, en el caso de la capital y gran parte del país, y desde las 10,00 de la niche en el caso de Chimbote y las regiones del norte del país. Cierto es que los noctámbulos y los empinadores del codo encontrarán la manera de sacarle la vuelta a la norma, sin embargo, se restringirá mucho esta clase de tertulias con esta nueva medida, al margen que al estar suspendidas las garantías y derechos constitucionales, entre ellos el derecho de reunión, de tal suerte que aquellos que desafíen el estado de emergencia y el régimen sanitario y organicen fiestas podrían ser intervenidos por las fuerzas policiales. Allá ellos, lo cierto es que la coyuntura nos obliga a pasar unas navidades mucho más diferentes de lo que pensamos cuando se presentó la pandemia.
SANCIONES
Lamentablemente, cuando se presentan estos escenarios de emergencia sanitaria y cuando se lucha a muerte contra un enemigo invisible, se requiere de autoridades que se pongan al frente y prediquen con el ejemplo. Si existen medidas de prevención no solo hay que promoverlas sino respetarlas para que con su ejemplo los ciudadanos sigan ese mismo derrotero, esto no sucede, por ejemplo, en el distrito de Pariacoto, en donde el alcalde César Sánchez Mejía, no solo violó las normas sanitarias al sumarse a una fiesta patronal, sino que se enfrentó a los efectivos policiales que acudieron al lugar para advertir a los promotores que no podían realizar celebraciones públicas y que deberían suspender las festividades que ya hacían presagiar una tremenda borrachera. Lejos de ser quien dé el ejemplo, el alcalde se apresuró en salir al frente y pechar a los custodios, se negó a que se suspenda la fiesta y renegó de su condición porque solo le interesaba empinar el codo. Esta clase de autoridades no solo deben ser multadas conforme lo señala la norma, sino que deben ser suspendidas en su ejercicio, no se puede seguir con un alcalde que no se preocupe de la protección que requiere su pueblo ante la pandemia. Que tal irresponsable.
CESION
Así como en esta columna hemos cuestionado la contaminación que genera la empresa azucarera Agroindustrias San Jacinto con la quema de sus cañaverales, también es preciso reconocer las buenas acciones que realiza. En este caso, los empresarios han decidido entregar siete lotes de terrenos en los cuales se han levantado escuelas en diversos anexos del distrito de Nepeña, terrenos que son de su propiedad pero que estuvieron siempre al servicio de la comunidad educativa. Después de muchos años la empresa azucarera ha decidido entregar los predios a la autoridad educativa a efectos que se haga el saneamiento a favor de cada una de entidades educativas. Esta decisión es sumamente importante en la medida que las entidades educativas ya contarán con un título de posesión o propiedad y este documento les permitirá acceder, por ejemplo, a proyectos de construcción de nuevas aulas a través de los diferentes programas que promueve el gobierno a través del ministerio de vivienda o de educación. Hay que reconocer el gesto de la Agroindustrias San Jacinto que reconoce el derecho a la educación que les asiste a la niñez y adolescencia de Nepeña.