Opinión

RESISTENCIA ESTATISTA A IMPORTACIÓN PRIVADA DE VACUNAS

Por:  VÍCTOR ANDRÉS PONCE (*)

La oposición del Ministro de Salud, Óscar Ugarte, a que los privados importen y distribuyan vacunas debe ser colocada en un marco y estudiada para la posteridad, porque en ese gesto se retrata la ideología colectivista y comunista que tantas tragedias ha causado a la humanidad. El titular de Salud, más o menos, dice lo siguiente: los privados pueden importar vacunas, pero deben distribuirlas gratuitamente. Igualmente deben distribuir sin alterar los cronogramas establecidos por el Minsa de acuerdo al plan de vacunación. Y finalmente, sostiene que la Dirección General de Medicamentos de Insumos y Drogas (Digemid) todavía no otorga los registros sanitarios para importar vacunas, como si esta entidad dependiera de la Nasa y no de su portafolio.

Una de las primeras cosas que debería saber el ministro Ugarte es que el Estado no distribuye gratuitamente nada. Si el Estado tiene recursos para comprar vacunas es porque el 80% de los ingresos del Estado los provee el sector privado a través de los impuestos. Es decir, el ministro puede redistribuir porque todavía hay mercado. ¿Cómo entonces es eso que se da gratuitamente? Los colectivistas deberían saber que detrás de un sol o de mil soles existen decenas de horas de trabajo de los privados, porque el Estado solo gasta, no produce nada. Y en el Perú, bajo la administración de la izquierda, no distribuye nada. Nada.

De otro lado, el ministro señala que los planes de vacunación de los privados deben ajustarse a los cronogramas establecidos por el Minsa.  Y, ¿qué sucede si el ministro, ante las preguntas, sigue respondiendo que los lotes de vacunas que llegarían en marzo y abril “están por verse”? ¿Y los lotes de vacunas que llegarían el 2021 también están por verse? ¿Estamos hablando de un plan del 2022? Desde cualquier punto de vista las respuestas del ministro frente a la posibilidad de que los privados importen vacunas son inadmisibles. Se funda en un igualitarismo que solo esconde el sufrimiento de las familias y el aumento de la letalidad. Evoca ese mismo igualitarismo del socialismo real que, en el siglo XX, reventó los cementerios del mundo con cadáveres.

Creo que en el fondo de los argumentos del ministro de Salud hay un terror ideológico. Es el pánico de todo colectivista a que se produzca la legitimación histórica del sector privado frente a su sociedad y su nación. Y es lo que puede suceder si los privados empiezan a importar y distribuir vacunas, sobre todo luego del fracaso general del Estado en el manejo de la pandemia, su incapacidad de comprar vacunas y el escándalo de las vacunas VIP.

En cualquier caso, el presidente Sagasti y el propio ministro de Salud deben rectificarse en el acto. La mentira acerca de que las farmacéuticas solo venden a los estados no resiste el menor análisis. Puede ser un tsunami de por vida para los responsables políticos de estos despropósitos, considerando la alta letalidad del Covid.

La posibilidad de que los privados compren y distribuyan vacunas abreviaría el sufrimiento del pueblo peruano porque, en base a los seguros privados y las AFP, se podría vacunar a cerca de 20 millones de peruanos (afiliados y sus familias). En este contexto, las vacunas conseguidas por el Estado se concentrarían en los más pobres y marginados. La pandemia caería rápidamente en Lima, Ica, Arequipa, Trujillo y Chiclayo, y bajarían la demanda de oxígeno y camas UCI en pocas semanas. Es decir, salvaríamos vidas y más vidas. ¿Cómo debemos llamar a la oposición a esta estrategia de salvar vidas?

(*) Director de www.elmontonero.pe