Editorial

::: LAS SIETE CABEZAS DE LA CORRUPCIÓN :::

En un marco de estricta formalidad protocolar, el  titular de la Corte Superior de Justicia del Santa,  Dr. Carlos Alberto Maya Espinoza, juramentó esta semana al cargo de presidente de la Comisión Regional Anticorrupción de Ancash. Ésta es una instancia no propiamente jurisdiccional sino más bien una plataforma institucional que depende de la Presidencia del Consejo de Ministros y cuya finalidad es apoyar, desde una primera línea de acción, la lucha contra este incontenible mal.

Luego de su juramentación a través del aplicativo zoom, el Dr. Maya dio a conocer los lineamientos y principales metas de la gestión que desarrollará a lo largo del periodo 2021. Según sus propias palabras, ésta consistirá en una lucha frontal contra la corrupción, lo que, dada la trayectoria del alto magistrado, nos garantiza la confianza en un cambio de actitud.

Sin objetar la majestad del acto de juramentación, desde nuestro modesto entender,  consideramos que éste también debió incluir, al menos un resumen a  manera de memoria, de la labor desarrollada  por la gestión saliente de la Comisión Regional Anticorrupción de Ancash. Normalmente la lectura de dicha información, forma parte de toda ceremonia de esta naturaleza, y hubiera servido como un necesario punto de referencia.

Si existe algo que  estigmatiza  la historia reciente de Ancash, es precisamente el inmenso abanico de casos de corrupción que han protagonizado el gobierno regional y numerosas municipalidades provinciales y distritales. Situación  que, la verdad sea dicha, no da señales de haber cambiado satisfactoriamente.

La corrupción,  lo sabemos muy bien, es un mal endémico y pernicioso, que florece y se propaga con extrema facilidad en lugares donde el ambiente y las condiciones son propicias. Pero los funcionarios públicos que se dejan seducir por ella, no actúan solos.  Detrás de ellos hay una inmensa red muy bien articulada, con conexiones no solo en el más alto nivel sino también en el  más bajo.

Igual que la hidra de siete cabezas, la corrupción es un monstruo súper poderoso que también  necesita de siete extremidades: 1) empresas y empresarios de fachada, 2) funcionarios de extrema confianza,  3)congresistas de la República,  4) miembros de la policía nacional,  5) magistrados del poder judicial y del ministerio público, 6)  periodistas y medios de comunicación, y 7) brazos armados a través de sicarios. Todos ellos actúan fiel y coordinadamente,  gracias a la estimulante repartija  de millonarias coimas y diezmos que se obtienen mediante el otorgamiento amañado de licitaciones y órdenes de servicio.

Para vencer este monstruo no basta cortarle una ó dos de sus cabezas. Eso sería como pellizcar la punta de la cola a una serpiente. Para acabar con el mal, es necesario cortar todo: cola, brazos y cabezas. De lo contrario, el monstruo se regenerará y continuará atacando con igual o peor ferocidad.

En ese sentido, no estaría demás sugerir al Dr. Maya que dé una mirada retrospectiva a este pasado inmediato. Así podrá conocer con mayor amplitud el camino que tiene por delante.  Una buena referencia pueden ser las obras del coliseo cerrado, colegio Víctor Andrés Belaúnde, colegio Garcilaso de la Vega, posta médica de Magdalena, enrocado de protección de la bahía y recientemente las obras  sobrevaloradas y mal ejecutadas, en plena pandemia, que se han descubierto en los hospitales Regional de Chimbote y Ramos Guardia de Huaraz. Detrás de estas obras, está la mano de la corrupción.

Dos casos más podrían servirle al Dr. Carlos Maya para impulsar la lucha que se ha propuesto llevar a cabo. Uno de ellos, es el canal San Bartolo de Santa, por el que se pagó 36 millones de soles a pesar de haber sido licitado en 17. En febrero último y por sexta vez consecutiva, el caso ha pasado a manos de un nuevo fiscal, sin que hasta  la fecha se sepa nada más. En él están comprendidos el todavía gobernador regional Juan Carlos Morillo Ulloa y el esposo de la fiscal superior Nancy Moreno Rivera, entre otros 40 ex funcionarios regionales.

El segundo caso que está a la espera de ser investigado, es el pago de millonarias sumas por concepto de arbitraje. Muchos contratistas que han dejado obras abandonadas, durante el periodo de César Álvarez, se han hecho las víctimas para ganar reparaciones económicas al gobierno regional. ¿Cómo? Acudiendo a la vía conciliaciones extrajudiciales, todas ellas descaradamente concertadas.

Para derrotar a la corrupción es necesario aplicar penas drásticas pero también ejemplares. De eso depende que quienes sean tentados por el dinero fácil y mal habido, tengan que pensarlo más de una vez.

Confiamos en que la labor del nuevo presidente de la Comisión Anticorrupción de Ancash establezca no statu quo sino un antes y un después. Suerte Dr. Carlos Maya Espinoza.