Opinión

EL NAUFRAGIO DESPUÉS DE LA TORMENTA

Mg. Miguel Koo Vargas (*)

Reza el dicho que después de la tormenta siempre viene la calma, sin embargo, a una semana de las elecciones, la calma no parece estar tan cerca que digamos. Los rezagos de esta contienda han ocasionado que los políticos cierren filas y establezcan unas posturas a favor de un modelo u otro. Llamó la atención en estos últimos días el apoyo de nuestro Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, a la candidatura de Keiko Fujimori, a la que tildó como el “mal menor”. Una posición que puede interpretarse de múltiples maneras. Algunos consideran que esto se trata de un cálculo político para reconciliar al Perú con el fujimorismo, otros analistas creen que Keiko ya se encontraría alineada con la agenda globalista de la Nueva Izquierda que se intenta posicionar en los gobiernos de Latinoamérica. El tiempo se encargará de poner las cosas en su sitio y nos ayudará a esclarecer las intenciones de dicho apoyo. Lo que nos corresponde a nosotros es interpretar los hechos, lo tangible, las tendencias, las evidencias de lo que puede significar el futuro inmediato del Perú.

Como ya lo hemos venido sosteniendo, semana a semana, la segunda vuelta será una elección entre dos tipos de modelos, por un lado, la izquierda radical representada por Pedro Castillo, y, por otro lado, el modelo de centro de Keiko Fujimori. Es cierto que ambos modelos presentan deficiencias, pero aquí es una responsabilidad y un deber moral, advertir a la población de que uno tiene un nivel de deficiencia que sí es altamente peligroso porque atentaría directamente contra las libertades económicas, políticas y sociales de nuestro país, condenándonos a un fracaso estrepitoso e irreversible. Nos referimos al modelo marxista y comunista que ha declarado abiertamente Perú Libre, partido de Pedro Castillo. Un partido que, dicho sea de paso, tiene en el Congreso a personajes cuestionados por sus vínculos con el Movadef, un partido fundado por Abimael Guzmán, tras su encarcelamiento por los crímenes perpetrados en la época del terrorismo.

Es oportuno recordarles a nuestros lectores que, tras el fracaso de Sendero Luminoso en su afán de tomar el poder con el terrorismo de la década de los 80’ y 90’, Sendero toma la decisión de cobrarse su revancha a través de una nueva “lucha” ideológica, ya no con las armas, sino dentro de la política. Es así que empiezan a infiltrarse en diversos círculos de la sociedad creando partidos políticos fachada, toman la educación en las universidades, colegios, en la propia Iglesia, etc. Su objetivo era lavarles el cerebro a las nuevas generaciones haciendo apología comunista pero académica, para no levantar sospechas. De ahí que, desde las universidades, sobre todo las nacionales, empezaron a surgir colectivos estudiantiles y agrupaciones que defendían la doctrina comunista-leninista-maoísta en las calles, en foros, en los medios, en la literatura, etc. En la Iglesia Católica, por ejemplo, surgen corrientes de pensamiento que se desprenden de esta filosofía marxista como la famosa “Teología de la liberación” de Gustavo Gutiérrez, que distorsiona la doctrina del Evangelio de Jesucristo, para hacerle creer a la gente que la Iglesia debería tener una predilección por los pobres, y que el Dios hecho hombre es solo un personaje histórico que no tenía realmente una naturaleza divina. Al igual que las declaraciones desafortunadas que hizo Hernando de Soto en una entrevista con Jaime Bayly: “Jesús fue poco humilde”. Menuda coincidencia.

La persona que asesora y apoya a Pedro Castillo es el líder de Perú Libre, Vladimir Cerrón, un personaje que fue suspendido de su cargo de gobernador de Junín y estuvo preso por los delitos de negociación incompatible y aprovechamiento del cargo. En una entrevista en RPP, afirmó que en Venezuela la pobreza es “envidiable” y que, a su parecer, no existía la dictadura en el país que ha registrado la mayor migración latinoamericana de la historia, producto de la miseria y los atentados contra los derechos humanos.

¿Por qué considero que un modelo es peor que otro?, se preguntarán muchos de ustedes tras mi afirmación introductoria.

Lo primero que debemos entender es qué es izquierda, qué es centro y qué es derecha. Sin ánimos de desarrollar una tesis extensa sobre cada posición política-económica, definiremos la izquierda (comunismo o socialismo) como la antítesis de la derecha (liberalismo o capitalismo). Mientras que la derecha defiende las libertades económicas y políticas de los individuos, la izquierda las oprime. El centro vendría a ser un equilibrio entre ambos polos extrapolados. La evidencia estadística nos ha demostrado que los gobiernos de izquierda nunca han sido exitosos en la historia. Definimos como exitoso un gobierno con bajos o escasos niveles en el índice de pobreza, alto porcentaje en el PBI per cápita, alto nivel en el índice de democracia, y no solo esto, además países con bajos niveles de corrupción, burocracia. Donde se fomenta la innovación y existen resultados favorables en materia educativa y de salud pública. Los gobiernos de izquierda al ser opresores de las libertades se convierten, en materia económica y política, muy tóxicos. Nuestro país ha sufrido gobiernos de izquierda y centro izquierda, a lo largo de nuestra historia, con resultados desastrosos, pero un gobierno de extrema izquierda que confiesa doctrinalmente un pensamiento comunista sería catastrófico y nos dejaría daños irreversibles. Que Mario Vargas Llosa, un opositor abierto del fujimorismo, nos pida votar por un Fujimori, es un signo de nuestros tiempos que deberemos discernir conscientemente si lo que queremos asegurar es que el Perú no vaya camino al precipicio como ha caído Venezuela y otros tantos latinoamericanos en las últimas décadas.

(*) Analista y asesor de Comunicaciones