Después de catorce meses de haberse declarado el estado de emergencia sanitaria a nivel nacional, recién anteayer lunes las autoridades y fuerzas vivas de la provincia del Santa han participado de una reunión multisectorial para fijar acuerdos concretos a fin de desarrollar un trabajo coordinado en la lucha contra la pandemia.
No obstante que esta reunión debió haberse realizado hace más de un año, tan pronto como se produjo la primera clarinada de alarma, no por ello deja de merecer la aprobación de la ciudadanía. Para el común de la gente, nunca es tarde cuando se trata de hacer enmendaduras que tengan que ver con la vida y la salud de la población.
La iniciativa asumida por nuestras autoridades llena el vacío de gestión y la falta de liderazgo que ya era notable a nivel de Chimbote y la región, aspecto del que nos ocupamos hace unos días en este mismo espacio de opinión. Era indispensable que la ciudadanía sepa con pleno conocimiento de causa que sus representantes por fin se han puesto al frente de esta lucha, como lo exige el momento crucial que estamos viviendo.
Y, claro, en esta hora difícil que invoca la participación de todos, no basta que solo sean los organismos del estado los que se pongan de acuerdo y compartan un mismo esfuerzo ya que, después de todo, esa es su obligación. Igual de necesaria es lograr la participación de la sociedad civil, asi como de empresas privadas e instituciones como la Cámara de Comercio de la Provincia del Santa, que también se han hecho presentes.
La necesidad de unir esfuerzos y de trabajar en forma conjunta ya era un clamor en voz alta. Pero se hizo perentoria cuando tanto los organismos públicos como las municipalidades y algunas empresas privadas insistían en trabajar y prestar apoyo en forma aislada, cada uno por su lado. Peor aún cuando se advirtió el afán de protagonismo personal en el que incurrieron algunas autoridades y funcionarios públicos.
Ha sido este trabajo disperso, más de las veces improvisado y casi siempre huérfano de criterio técnico, el que retrasó una mejor y más efectiva predisposición en la lucha contra la pandemia. La demora en la compra e instalación de plantas de oxígenos y las deficiencias en el equipamiento de los hospitales, con las consecuencias que ya todos conocemos, son producto de este trabajo disperso que se espera sustituir con una labor esta vez mejor predispuesta.
Pero más apremiante que detenernos en mirar el pasado es fijar ahora la vista en el camino que tenemos por delante. No estaría bien que la reunión del pasado lunes sea flor de un día y que todo lo acordado se marchite en el olvido. Cada día, cada hora, cada minuto que se pierda en esta lucha, puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
La lucha contra la pandemia no acaba este día, tampoco el próximo mes, ni mucho menos el presente año. Los expertos en epidemiología y la misma Organización Mundial de la Salud han sido muy enfáticos en puntualizar que lo peor aún no ha terminado. Por tanto, es posible que la lucha contra el covid 19, en el mejor de los casos, se prolongue hasta fines del próximo año, incluso después de concluido el proceso de vacunación.
Eso indica que el trabajo que se tenga que desarrollar en la provincia del Santa debe planificarse en función a esa proyección. En esta carrera de resistencia, con obstáculos y de largo alcance, no podemos darnos el lujo de perder más ni derrochar esfuerzos.