En medio de informaciones ingratas y desagradables que solo causan angustia, disgustos y enervan las tensiones, Chimbote acaba de recibir, con mucho agrado y justa complacencia, la noticia protagonizada por un grupo de jóvenes artistas de la localidad. Ellos han hecho suya la feliz iniciativa de pintar murales en algunas paredes del pueblo joven Dos de Mayo, y lo han hecho con el noble propósito no solamente de promover cultura sino también de ofrecer a propios y extraños una nueva imagen de Chimbote. Ya era tiempo que alguien hiciera esto.
No se puede negar que de un tiempo a esta parte los chimbotanos nos hemos acostumbrado a recibir únicamente noticias negativas y desalentadoras. Por un lado tenemos el mal manejo de los recursos y acciones que se están llevando a cabo para enfrentar la pandemia y, por otro, una serie de continuos desaciertos en el que incurren nuestras autoridades locales. Producto de este segundo aspecto, son las noticias relacionadas con el ornato y la limpieza de la ciudad, que –demás está repetirlo- cada día dejan mucho qué desear.
Es a partir de estas consideraciones, nada gratificantes ni esperanzadoras, que la noticia protagonizada por este grupo de jóvenes ha producido en Chimbote la misma satisfacción con la que se recibe un vaso de agua en medio del desierto. Algo que necesitábamos hace mucho tiempo.
Los jóvenes artistas pertenecen a la agrupación cultural “Mafia Chola” que cuenta con el patrocinio del Ministerio de Cultura, quienes se han propuesto continuar esta labor en otros escenarios de la localidad, decisión que esperemos cuente con el aliento y apoyo de otros organismos. ¡Qué grato saber que en el esfuerzo por mejorar la imagen Chimbote, no estemos solos¡
Como se ha podido apreciar en el pasaje Benavides del referido pueblo joven, los murales están inspirados en manifestaciones de las culturas Chavín y Moche, cuya influencia histórica ha dejado una imborrable huella de identidad tanto en la región Ancash como en la provincia el Santa.
Pero si la promoción cultural es ya un aporte digno de todo reconocimiento, el impacto que esta iniciativa ha despertado en la población merece un aplauso por partida doble. Los mismos vecinos de Dos de Mayo han manifestado su satisfacción por los murales que ahora embellecen sus calles. Conforme lo han expresado a los medios de prensa, todos ellos coinciden con la premisa de que el arte tiene mucho que ver con el ornato y la limpieza del vecindario. Concuerdan plenamente que dicha iniciativa contribuye a crear una cultura cívica y esperan que sea imitada por otros sectores de la ciudad.
Ante la falta en Chimbote de una sala para la exposición de obras de arte que hace unos días criticamos en esta misma sección, son las paredes las que ahora tienen que suplir esta carencia. Al final de cuentas, ahora podemos observar con justo agrado que las paredes, así como hablan, también transmiten y promueven cultura. Bien por Chimbote.
¿No creen ustedes, amables lectores, que la Municipalidad Provincial del Santa y otras instituciones de la ciudad deberían apoyar este tipo de iniciativas? No son las obras de ladrillo y cemento lo único que embellece y engrandece a una ciudad. Con igual o mayor trascendencia son también las obras de arte. La diferencia radica en que éstas últimas elevan el nivel cultural y por si fuera poco poseen una virtud adicional: perduran y se revalorizan conforme pasan los años.