Editorial

SIDERPERÚ Y EMPRESAS PESQUERAS CON LA MANO EN EL CORAZÓN

La solidaridad es una virtud que ennoblece a quienes la cultivan y practican, sobre todo en circunstancias no precisamente gratas sino más bien adversas como la que estamos viviendo a causa de la pandemia del covid.  Esta demostración de solidaridad es aún mayor cuando están de por medio la vida y la salud de nuestros semejantes, es decir ahí donde se ve a los verdaderos amigos.

Hace unos días el Instituto Nacional de Defensa Civil, INDECI, ha hecho un reconocimiento público a la empresa siderúrgica SIDERPERU por el apoyo brindado desde un primer momento a las acciones de lucha contra este terrible mal. Conjuntamente con otras instituciones y empresas privadas, Siderperú contribuyó con el transporte del primer millón de vacunas que arribaron al país, algo que para ser sinceros muy pocos conocíamos.

Pero eso no es todo. Hasta la fecha la empresa del acero  ha donado más de 400 balones de oxígeno,  tres refrigeradoras horizontales para la conservación de vacunas, 10 mil mascarillas e implementos de protección sanitaria para la Policía Nacional. También está brindando transporte gratuito a médicos y enfermeras y asimismo agua y alimentos a las poblaciones vulnerables de Chimbote y Nuevo Chimbote.

Por otra parte, cinco empresas pesqueras afiliadas a la Asociación de Productores de Harina, Aceite y Conservas de Pescado, APROFERROL, acaban de hacer entrega a la Diócesis de Chimbote, en la persona del R.P. Giovani Sabogal, de una segunda planta de oxígeno medicinal.  Esta importante instalación está valorizada en 880 mil soles y tiene una capacidad para producir 20 metros cúbicos por hora de este vital insumo. Se trata de las empresas Copeinca, Tecnológica de Alimentos (TASA), CFG Invesmet, Exalmar y Centinela, cuyas plantas procesadoras están instaladas en esta jurisdicción.

Tanto Siderperú como las empresas pesqueras que acabamos de mencionar, han llevado a cabo esta feliz iniciativa con la más absoluta discreción, vale decir con esa mezcla de nobleza y generosidad que hace más grande y trascendente a todas las buenas acciones. Precisamente actos de esta naturaleza inspiraron una de las tradiciones de don Ricardo Palma titulada “Haz bien sin mirar a quién”.  De ahí que este desprendimiento de hondo contenido humano, adquiera una mayor significación.

Los pacientes que han logrado recuperarse o están en proceso de recuperación gracias a esta generosa ayuda, tienen más de una razón para sentirse agradecidos. Y, a no dudarlo, las empresas donantes estarán ahora más  identificadas con la tierra que las ha recibido con los brazos abiertos.

Eso que no quita que, al menos uno de las instituciones representativas de Chimbote como es la Municipalidad Provincial del Santa, exprese en nombre de la ciudad su reconocimiento por esta noble acción. Gratitud con gratitud se paga.

En medio de la crisis que todavía tenemos que seguir soportando, la ayuda brindada por estas empresas no es un granito de arena, es un mar de generosidad.