Por: Carlos Carpio La Rosa
Con casi los mismos modales de quien ingresa a una chacra reclamando ser el único dueño y exclamando a viva voz que su palabra es la ley, el director ejecutivo de COFOPRI Saúl Barrera Ayala llegó este lunes a Chimbote, pero no para expresar su saludo a la fiesta patronal de San Pedrito sino para lanzar algunas afirmaciones que han causado sorpresa y desconcierto.
En una reunión promovida por el congresista Betto Barrionuevo Romero (Somos Perú), el alto funcionario del gobierno no solamente ha dicho que será COFOPRI quien se encargará de titular a los asentamientos humanos que ocupan terrenos del Proyecto Especial Chinecas. En un tono por demás desafiante, también ha desautorizado a la Municipalidad Provincial del Santa como institución a la que corresponde encabezar este proceso, argumentando en forma temeraria “haber recibido información sobre la intención de funcionarios municipales de favorecer con títulos de propiedad a quienes no corresponde”.
De acuerdo con la Ley Orgánica de Municipalidades, son las comunas provinciales las encargadas de procesar y otorgar títulos de propiedad en toda la república. No en vano su autoridad emana de la voluntad popular. Por su parte COFOPRI es un organismo cuyas atribuciones, incluyendo el nombramiento de sus funcionarios, depende de “la confianza” que le otorgan los gobernantes de turno.
Es posible que este reclamo de supremacía por parte del jefe de COFOPRI, se deba tanto al vacío de autoridad como a la falta de confianza y credibilidad que existe en estos días dentro y fuera de la Municipalidad Provincial del Santa. Pero eso de ninguna manera da pie para avasallar atribuciones ajenas y mucho menos para especular con las expectativas de miles de familias de condición humilde que hace más de diez años esperan sus títulos de propiedad.
Nadie puede negar que tanto las 308 hectáreas como las 217, que aún figuran a nombre de Chinecas, fueron invadidas con fines descaradamente políticos. El primer caso, sirvió para la reelección del encarcelado ex gobernador César Álvarez Aguilar y el segundo fue promovido con similares propósitos por el ex alcalde de Nuevo Chimbote Valentín Fernández Bazán.
Es aquí donde debemos pedir a las actuales autoridades tener muy en cuenta algo sumamente importante. Las tierras de Chinecas no son una mercancía que puede pasar de una mano a otra como comprar tubérculos en el mercado. Antes de adelantar cualquier otra consideración, no estaría demás colocar en una balanza, por un lado, las necesidades de vivienda que más de las veces son aprovechadas por políticos y traficantes de tierra, y de otro lado, la necesidad de ejecutar Chinecas. Hacer realidad este proyecto, que ya lleva 35 años de espera, es la única esperanza para convertir a Chimbote en un puerto agroexportador y crear por lo menos unos 100 mil nuevos puestos de trabajo.
Ojalá que la titulación de estos asentamientos humanos, que ya es irreversible y merece ser justa, no sirva de precedente para futuras invasiones o titulaciones al caballazo, sobre todo ahora que se aproxima una nueva campaña electoral.
Bien vista, la presencia en esta reunión del congresista Betto Barrionuevo Romero no parece ser casual. Para nadie es un secreto que, cuando faltan apenas quince días para que se despida del Congreso, el parlamentario ya tiene todo listo para postular como gobernador de Ancash en las elecciones regionales del próximo año. Después de todo está en todo su derecho y no es ningún improvisado. Ya ha sido alcalde del distrito de Huallabamba de la provincia de Sihuas y hace dos años fue nombrado funcionario de confianza del gobierno regional por el encarcelado Juan Carlos Morillo Ulloa. Si la titulación que está patrocinando a través de COFOPRI sale como está planeado, es indudable que pueda proporcionarle algunos réditos electorales. Como bien sabemos, en política no hay puntada sin hilo, así sea deshilachando los bienes del estado.
Con eso, ya no nos queda la menor duda que esta titulación no es por amor al chancho.