Enclavada en el mismo corazón del pintoresco Callejón de Conchucos, la hermosa provincia de Huari pudo ver esta semana, con justificado beneplácito, el inicio del funcionamiento de su primera planta generadora de oxígeno medicinal, la misma que ha sido donada por la empresa minera Antamina. Con capacidad para producir 24 balones diarios de este vital insumo, la moderna planta ha sido instalada en el centro de salud del distrito de San Marcos y abastecerá la demanda de todos los demás centros poblados de esta importante zona de la región Ancash.
En estas horas de angustia, de las que nadie está libre, nada puede ser motivo de mayor satisfacción para la población huarina que tener al alcance de sus manos una instalación que le había hecho tanta falta. A no dudarlo, gracias a la planta de oxígeno ahora se podrá salvar muchas vidas.
Durante largo tiempo, la provincia de Huari ha sufrido en carne propia lo que significa la inexistencia de una adecuada infraestructura hospitalaria, lo mismo que la falta de una oportuna y efectiva atención en lo que se refiere a los servicios básicos de salud. Hasta hace poco, los familiares de decenas de pacientes afectados por el covid y otras enfermedades respiratorias, tenían que realizar un viaje de dos horas hasta la ciudad de Huaraz para proveerse de oxígeno, toda una vía crucis que afortunadamente ya quedó en el pasado.
Como ancashinos, compartimos con nuestros hermanos de Huari este gran paso que han dado en la lucha contra la pandemia. Sin embargo hay algo que no podemos dejar en el tintero. Políticamente hablando, y tal como ha quedado demostrado tanto en la primera como en la segunda vuelta de la última elección presidencial, toda esta zona de Ancash ha compartido la posición de aquellos que a toda costa impulsan el sentimiento antiminero. Nada más incoherente.
Hace un año, ha sido justamente la minería la primera fuente de producción ancashina en reiniciar sus actividades, con los resultados que ahora todos estamos observando. Y no solo eso. Ha sido Antamina la empresa que por segundo año consecutivo ha convertido a Ancash en la primera región productora de cobre del país.
Por otro lado, la municipalidad distrital de San Marcos, se mantiene desde hace diez años como el municipio que más dinero recibe por concepto del canon minero. No se entiende por eso cómo es que, mientras son candidatos, muchas personas levan la voz en contra las inversiones mineras, pero tan pronto como son elegidos alcaldes o gobernadores, son los primeros en frotarse las manos cada vez que llega el canon minero.
Quizá eso explique porque algunos sectores de la población, que son inducidos por estas personas, exigen cada vez una mayor responsabilidad social a las empresas mineras pero nunca exigen una rendición de cuentas, ni al gobernador regional ni a los alcaldes, quienes son precisamente los que hacen mal uso del canon. Eso es algo que de ninguna manera se puede ocultar ni perder de vista.