Y se hizo la luz. En una decisión que pone punto final a un largo periodo de incertidumbre y especulaciones, anteayer lunes los equipos técnicos de la Municipalidad Provincial del Santa y de la Comisión de Formalización de la Propiedad Informal (COFOPRI) asumieron en forma conjunta el proceso de lotización y titulación, en primer término, de los asentamientos humanos instalados en las 217 hectáreas. Posteriormente harán lo propio con las 308 hectáreas y otros sectores marginales tanto de Chimbote como de Nuevo Chimbote.
A lo largo de casi diez años, miles de familias que habitan en estos asentamientos humanos lo han hecho dentro de la más completa informalidad. Y no solamente a merced de las mafias de traficantes de tierra sino también inútilmente esperanzadas en las falsas promesas por parte de aventureros políticos y malas autoridades de turno. Después de toda esta penuria, se puede decir que ahora ya pueden ver con claridad una luz al final de túnel. Es la luz, tanto tiempo esperada, de la titulación.
Como ha quedado evidenciado en forma inobjetable y como bien lo hemos sostenido en este medio de comunicación, prácticamente hasta el cansancio, han tenido que ser los organismos directamente comprometidos los indicados en adoptar y garantizar la solución correcta. Ellos son Chinecas, la Superintendencia de Bienes Nacionales, la Municipalidad Provincial del Santa y por supuesto COFOPRI.
En efecto, siendo ya un hecho la transferencia de estas tierras a la comuna provincial, queda por fin en manos de esta institución y de COFOPRI asumir las etapas finales de lotización y titulación. Y qué bien que ambas instituciones se hayan puesto de acuerdo para hacerlo en forma armónica y conjunta y no cada una por su lado, como lo propusieron algunos políticos interesados. Este trabajo conjunto es la única garantía para una formalización cien por ciento legal e inobjetable.
Se entiende que el proceso está enmarcado dentro de un objetivo de profundo contenido social, pero no por eso debe llevarse a cabo prescindiendo ni exceptuando normas técnicas y legales de aplicación insoslayable consagradas por el estado de derecho.
Hace ya seis años la Municipalidad Provincial del Santa dio los primeros pasos de este proceso, aunque sin obtener mayores avances. Pues por entonces la transferencia de las tierras, de manos de Chinecas a manos de la Superintendencia de Bienes Nacionales, no había cuando se formalice y lamentablemente a nadie le preocupó que esta situación de incertidumbre y desorden, se mantuviera en forma indefinida.
Ha sido gracias a esta deliberada pérdida de tiempo, que los traficantes de tierra no tuvieron que hacer mayor esfuerzo para seguir lucrando con la “venta”, “traspaso” y “reserva” de miles de lotes de vivienda. Por fortuna, existe la confianza que, ahora sí, estas cosas queden definitivamente en el pasado como algo que nunca más debe repetirse.
Aún así, una de las inquietudes que todavía quedan por despejar es la situación de varias vías públicas y terrenos destinados a equipamiento urbano (postas médicas, colegios, parques, etc.) que los traficantes han tenido la osadía de “adjudicar” a un buen número de invasores, a quienes ahora se tendrá que reubicar sí o sí.
Por otro lado, a todo eso hay que añadir la existencia de numerosos lotes de hasta 5 mil metros cuadrados, cercados con ladrillo y cemento, cuyos “propietarios” pagan guardianía y cuya situación técnica y jurídica exige una inmediata explicación.
En un proceso como éste, de hondo contenido social, todos tienen que ser medidos con la misma vara. Y los únicos entes que están en condiciones de garantizar este objetivo, sin más diligencias que las que dispone la ley, son la Municipalidad Provincial del Santa y COFOPRI. Así de claro.