Editorial

::: UGEL SANTA, MISMA PROPIEDAD PRIVADA :::

Hace tan solo unos días, el gerente de Desarrollo Social del gobierno regional de Ancash, Jorge Alejos Abanto, fue virtualmente impedido de ingresar al local de la UGEL Santa a pesar de ser él quien jerárquicamente tiene bajo su mando el funcionamiento de dicha institución. Como era previsible, este bochornoso incidente no pasó por desapercibido y tampoco demoró en repercutir con gran cobertura en los diversos medios de comunicación.

En realidad se trata de uno de los continuos desencuentros que menudean entre éste funcionario y el director de la UGEL Santa, Miguel Arista Cueva. Jefe y subordinado respectivamente. Una situación lamentable y  vergonzosa  que últimamente se ha convertido en comidilla de todos los días.

Por toda explicación y como quien trata de apagar el fuego con las manos, el gerente general del gobierno regional, Víctor Síchez Muñoz, se ha visto obligado a terciar en el asunto. Pero sin siquiera referirse a la serie de cuestionamientos que se achacan a la labor del jefe de la UGEL  Santa, el gerente general ha sido enfático en señalar que la única persona que puede disponer el cambio de este funcionario es el gobernador regional Henry Borja Cruzado. Es decir, el número uno y nadie más.

A partir de esta  declaración, no queda la menor duda que quién manda en la UGEL Santa, aún por encima de otros funcionarios de mayor jerarquía, no es nadie más que el abogado Miguel Arista Cueva. Ni el gerente general ni muchos menos el gerente de Desarrollo Social, con todo el peso del cargo que ambos ostentan, pueden atreverse a poner orden en el gallinero. Así de claro.

Que sepamos,  ninguna otra institución pública de la provincia del Santa como la UGEL, goza de estas prerrogativas a pesar de vivir constantemente atrapada en el ojo de la tormenta. Un día sí y otro también, esta importante dependencia del gobierno regional es escenario de hechos que dejan mucho qué desear. Nos referimos a una verdadera olla de grillos.

En más de una oportunidad los órganos de control del estado y los propios trabajadores de la UGEL han denunciado  este deplorable estado de cosas. Se habla de nombramientos y pagos indebidos; otorgamiento de beneficios exorbitantes a favor de determinados servidores y en detrimento de otros que tienen el mismo derecho; falsificación de documentos y cuantiosos gastos injustificados, entre otros. Sin embargo, a pesar que los autores de tales hechos han sido plenamente identificados, éstos continúan laborando en sus cargos como si nada hubiera pasado. La única sanción de la que han sido objeto es el cambio de escritorio y nada más. La vida sigue igual.

Que sepamos asimismo, jamás se ha producido en la UGEL Santa el más mínimo intento de corregir esta situación ni mucho menos de restablecer  la salud institucional. Más pueden las argollas que operan al interior del organismo las mismas  que se mantienen fuertemente enraizadas. Todo aquel que pretenda enmendar la plana, pierde su tiempo. La norma es: o te amoldas o te vas.

Lo más preocupante es  que en medio de esta tormentosa contingencia, muy pronto se llevará a cabo el nombramiento masivo de profesores como ya lo anunció el gobierno central. Asimismo, por si fuera poco, también se aproxima un nuevo proceso electoral en el que muchos funcionarios públicos se alistan para jugar su propio partido. Todo ello en nombre de la educación.