Mg. Miguel Koo Vargas (*)
Hace poco el premier Bellido se presentó en el Parlamento con el objetivo de lograr el voto de confianza, finalmente conseguido tras una intensa sustentación llena de observaciones y cuestionamientos por parte de algunos legisladores. Su discurso en quechua, más allá de las formas y el fondo del mensaje, dejó en evidencia que el Congreso no se encontraba preparado para reaccionar rápidamente ante una situación como esta.
Bellido, amparándose en la Constitución, hizo uso de un idioma legítimamente oficializado, dejando en jaque a los parlamentarios, quienes se miraban las caras entre sí sin saber qué hacer.
El mensaje del premier, como era de esperarse, estaba lleno de generalidades y de propuestas sin metas claras, sin cronograma de ejecuciones, ni presupuestos asignados, tal igual que el Plan de Gobierno de Castillo durante la campaña pasada. Esquivó los cuestionamientos y las denuncias de las que se le venía acusando, días antes de su sustentación en el hemiciclo.
Finalmente, luego de dos días de debate, el Congreso otorgó el voto de confianza al gabinete Bellido con 73 votos a favor, 50 en contra y 0 abstenciones. Por el lado de nuestros parlamentarios ancashinos, la votación fue la siguiente: Kelly Portalatino y Elías Varas, ambos de Perú Libre, votaron a favor junto a Darwin Espinoza y Lady Camones; mientras que, Nilza Chacón, fue la única que votó en contra.
Los llamados “padres de la patria” saben que una de las estrategias centrales de Cerrón pasa por la disolución del Congreso y la imposición de una Asamblea Constituyente, esto con el objetivo explícito de cambiar la Constitución y acomodarla a sus agendas encubiertas. Esto fue un motivo más que suficiente para forzarse a otorgarle el voto de confianza.
En los últimos días el presidente Castillo anunció el traslado de Vladimiro Montesinos del penal de máxima seguridad de la Base Naval al penal Ancón II, con el supuesto fin de acabar con las comodidades y gollerías carcelarias a reos de su clase. El verdadero motivo que estaría detrás de esta jugarreta no es nada más y nada menos que trasladar a Abimael Guzmán hacia una cárcel de menor seguridad, que era uno de los principales objetivos establecidos por Sendero Luminoso tras su captura, años atrás. El tema de Montesinos no fue más que una cortina de humo para desviar la atención de la ciudadanía y los medios.
Estas acciones realizadas por el gobierno de turno parecen aisladas entre sí, pero todo indica que se estaría cocinando tras bambalinas la intención de buscar el indulto de Antauro Humala, y próximamente del líder de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán. Esto es algo que no debería sorprender a nadie de llegarse a concretar, dado que fue una de las promesas principales de Perú Libre durante la campaña presidencial.
Resulta muy penoso, a estas alturas, ver gente que sigue obstinada en apoyar y celebrar las acciones primitivas promovidas por este gobierno, a pesar de las evidentes muestras de inestabilidad y desconocimiento en el funcionamiento de sectores tan críticos como el de economía, salud, educación, entre otros. ¿Hasta dónde nos llevará este ritmo de improvisación e informalidad en el mediano plazo? Solo Dios lo sabe.
(*) Asesor de imagen y comunicaciones