Hace 35 años, un día como hoy, 6 de octubre de 1986, el DIARIO DE CHIMBOTE salió por primera vez a recorrer las calles de la ciudad resuelto a llenar un vacío de información que por entonces no permitía conocer a ciencia cierta ni analizar a fondo la realidad local y regional.
Desde un primer momento y de la mano de su director fundador, don Wilfredo Peláez Gularte, el diario encarnó esta tarea con decidida e indesmayable responsabilidad. Y lo hizo con plena conciencia de los riesgos que significa escribir con la verdad, le pese a quien le pese.
Perteneciente a una generación de periodistas del llamado “viejo cuño” que se formaron en las pródigas canteras del diario La Prensa, don Willy Peláez consiguió impulsar esta tarea con jornadas de trabajo que normalmente abarcaban dieciséis horas diarias. Como acostumbraba afirmar al término de cada una de ellas, igual que para ganar una guerra, todos los días es necesario desarrollar campañas en forma aguerrida y sin bajar la guardia. “Por algo tenemos en la mano las armas de la verdad y de la libertad de expresión”, solía decir.
Efectivamente, a lo largo de estos 35 años son innumerables las campañas informativas que ha llevado adelante el DIARIO DE CHIMBOTE. Varias de ellas han repercutido decididamente en las esferas de la gestión pública y particularmente en la administración de justicia. Por poner en dedo en la llaga e incomodar a más de una autoridad o funcionario público, en más de una oportunidad Wilfredo Peláez Gularte tuvo que enfrentar amenazas y órdenes de arresto. Ese es el precio que se paga por hacer uso de la libertad de expresión.
Sin duda uno de los episodios más emblemáticos que protagonizó el DIARIO DE CHIMBOTE ocurrió el 8 de agosto de 1991. Tras una campaña que puso al descubierto una serie de abusos y excesos por parte de algunos magistrados, la Corte Suprema de Justicia se vio en la obligación de destituir ese día al presidente y ocho vocales de la Corte Superior de Justicia con sede en la ciudad de Huaraz.
No obstante haber nacido en cuna ajena, es decir en un local alquilado en la primera cuadra del jirón Elías Aguirre, fue el 30 de noviembre de 1993 cuando el DIARIO DE CHIMBOTE hizo realidad el sueño de la casa propia. Ese día fue inaugurado su moderno edificio, especialmente diseñado para este medio de prensa. Además de haberse convertido en el decano de la prensa escrita regional, se sabe que el DIARIO DE CHIMBOTE es el único medio de prensa de Ancash que funciona en su propio local.
Pero el DIARIO DE CHIMBOTE también ha recibido golpes, y muy fuertes. El primero de ellos fue el fallecimiento de nuestro fundador Wilfredo Peláez Gularte, ocurrido el 29 de noviembre del 2002. Su partida, a la edad de 70 años, puso fin a toda una época del periodismo chimbotano, del que es un referente.
El otro golpe, del que difícilmente podemos recuperarnos, se produjo el fatídico 1 de febrero del presente año. En medio del más profundo dolor, ese día nos dejó para siempre Javier Roberto, el menor de los hermanos Peláez Olórtegui, quien venía desempeñando la dirección del periódico desde 1994. Cayó víctima de la pandemia cuando tenía tan solo 56 años de edad.
Hoy, bajo la dirección del primogénito, Wilfredo Peláez Olórtegui, el DIARIO DE CHIMBOTE sigue tratando de sobrellevar los malos momentos, dispuesto a iniciar una nueva etapa en su vida periodística. No cabe duda que en este menester tendrá mucho que ver la participación de la tercera generación familiar, cuyos miembros ya se aprestan a tomar la posta en cualquier momento.
Eso hace que al cumplir hoy 35 años de existencia, el DIARIO DE CHIMBOTE lo haga renovando el mismo compromiso con el que nació el 6 de octubre de 1986: informar con la verdad y defender a toda costa la libertad de expresión.