Editorial

::: IMPERDONABLE PROFANACIÓN :::

Huaca San Pedro:

Además de poner en evidencia un vergonzoso desconocimiento acerca de los valores que encierra el pasado histórico de Chimbote, la colocación de un árbol iluminado con motivos navideños en la cima de la huaca San Pedro, dice mucho del poco o nulo respeto que dichos valores inspiran en el comportamiento de  ciertas personas.

Como bien lo ha expresado el Ministerio de Cultura a través de un comunicado oficial, la colocación de este artefacto alegórico representa una imperdonable profanación a nuestro patrimonio cultural. De acuerdo con las leyes que consagran la protección de nuestros monumentos arqueológicos, éstos tienen la condición de intangibles y cualquier intervención directa o indirecta que pudiera comprometer dicha intangibilidad,  debe contar con la respectiva autorización gubernamental.

Por desgracia,  esto es algo que en ningún momento ha pasado por la cabeza de quienes han colocado el  artefacto de marras. Por si fuera poco, las disposiciones del gobierno peruano relacionadas con la defensa del patrimonio cultural, concuerdan con los protocolos que para este caso monitorea la UNESCO a nivel internacional. Toda falta a estas disposiciones es motivo de una severa sanción.

Haciendo un poco de memoria, nos damos con la ingrata sorpresa  de recordar que no es ésta la primera vez que la huaca San Pedro sufre semejante vejamen. Ya en la década de 1980 un ex alcalde provincial tomó la desafortunada decisión de autorizar la construcción de una losa deportiva, ubicada exactamente en el mismo lugar. Cuando los funcionarios del Instituto Nacional de Cultural le advirtieron de este grave atentado, la autoridad municipal se encogió de hombros y por toda explicación dijo haber autorizado la construcción de la losa deportiva para evitar que la huaca siguiera destruyéndose. Increíble, pero cierto.

Aún cuando los libros de historia no se ocupan mucho acerca de ella,  la huaca San Pedro ha sido objeto de estudio por parte del recientemente fallecido arqueólogo Lorenzo Samaniego Román, entre otros. De acuerdo con estos estudios se confirma que el más importante vestigio arqueológico de Chimbote forma parte de una red de construcciones pertenecientes a la cultura moche o mochica, que se desarrolló en la zona norte del Perú entre los años 400 y 800 de nuestra era.

Entre estas construcciones destacan Pañamarca, El Castillo de Tambo Real y la gran muralla que corre paralela al río Santa, desde Chuquicara hasta la zona de Huamanchacate cerca de Coishco, de la que se afirma fue construida por los pueblos mochicas con el propósito de evitar el avance del imperio incaico. Completa esta red de construcciones  el canal que recorre la falda del gran médano de arena que se levanta al este de Chimbote. Este canal, hecho de piedra y barro, transporta las aguas del río Lacramarca desde Cambio Puente hasta la antigua zona agrícola Las Cuadrículas que se halla junto a Siderperú.

Los pueblos que prosperaron en torno a estas construcciones nos han dejado una gran herencia cultural, tanto en el campo de la arquitectura como de la cerámica, textilería y orfebrería. Precisamente en cada una de estas expresiones prevalece el color rojo mochica, que es el mismo que sirvió de base para el diseño del escudo de Chimbote y que está considerado como el color oficial de la ciudad. No se entiende, por eso, cómo es que la actual gestión edil pretendió modificar el color del escudo y de otros símbolos oficiales de Chimbote apelando al insultante argumento de ser un “color sucio”.

Es posible que posturas desafortunadas como ésta allanen el camino para que otras personas piensen y actúen de la misma manera, dando lugar a que la huaca San Pedro se mantenga como está, en el más completo abandono y expuesta a vejámenes de toda índole.

Esto, desde luego,  no tiene porqué significar que todo está perdido. Si se lo proponen, los candidatos al gobierno regional de Ancash y a la alcaldía provincial del Santa que se aprestan a participar en las elecciones del próximo año, pueden incluir en sus planes de gobierno la conformación de un patronato que asuma la recuperación y puesta en valor de esta valiosa herencia cultural. Los chimbotanos de ayer, hoy y mañana se lo van a agradecer toda la vida.