El drama de los drenes:
Justo durante los dos primeros días del año 2022, las aguas de regadío procedentes de la zona agrícola de Tangay inundaron por enésima vez no solamente las calles y viviendas del sector Golfo Pérsico de Nuevo Chimbote, sino también gran parte de la prolongación de la avenida Pardo, generando un enorme caos vehicular y peatonal que ya parece ser otra de las tantas rutinas indeseables que tiene que soportar la población.
Pero el problema que a cada momento afecta al sector Golfo Pérsico no es el único de su especie. Exactamente lo mismo sucede, con igual frecuencia e intensidad, con el dren del jirón Amazonas que evacúa las aguas de regadío provenientes de la zona agrícola La Campiña. Este dren atraviesa los pueblos jóvenes Tres Estrellas, Miraflores Alto y La Florida, todos ellos densamente poblados, donde constantemente las inundaciones ocasionan los mismos estragos. Además de varias cuadras de la avenida Pardo, dos de los locales que sufren las peores consecuencias son la posta médica de Miraflores y la institución educativa José Olaya.
En ambos casos, incluyendo la avenida Aviación, el colapso de los drenes obedece a las mismas causas. No solamente se debe a la ancestral costumbre de los agricultores de regar sus parcelas a tajo abierto y por gravedad, prescindiendo de los beneficios del riego tecnificado y, para colmo, olvidándose más de las veces de cerrar adecuadamente sus compuertas o puntos de captación.
Otra de las causas es el incumplimiento del compromiso que tienen los agricultores de mantener limpios y descolmatados sus respectivos canales de evacuación. Si a ello se añade la mala costumbre de algunos vecinos de arrojar a estos drenes toda clase de basura, incluyendo maleza y animales muertos, es fácil de imaginar el grave problema que esto representa para un importante sector de la zona urbana de Chimbote y Nuevo Chimbote.
Esto, desde luego, ya no es un problema exclusivamente agrícola. Ahora también es un problema urbano. Y la culpa no es de la naturaleza sino de la mano del hombre. Cierto es que gran parte de la responsabilidad recae directamente en las Juntas de Regantes, pero otra gran parte recae en los fueros de la Municipalidad Provincial del Santa y de la municipalidad distrital de Nuevo Chimbote. La afectación que sufren numerosas viviendas y locales de servicio público, lo mismo que el tránsito peatonal y vehicular, ya es competencia estrictamente municipal.
Lamentablemente, todos los trabajos de limpieza y descolmatación que se han realizado hasta hoy no representan ninguna solución definitiva, ni mucho menos duradera. Más es el tiempo y el esfuerzo que se emplea en retirar la maleza y la basura, que el que tardan los drenes en volver a desbordarse.
Como ya lo hemos dicho en este mismo espacio de opinión, en los archivos de la Municipalidad Provincial del Santa está empolvándose hace varios años el proyecto para la construcción de la obra denominada Dren Los Patos. Ésta consiste en recolectar todas las aguas sobrantes de regadío que provienen de La Campiña y conducirlas directamente hasta el río Lacramarca a través de un dren que comienza a la altura del kilómetro 4.5 de la carretera Chimbote-Cambio Puente. El día que esta obra se haga realidad, ya no tendrían razón de ser los drenes de la avenida Aviación y del jirón Amazonas. Y lo mismo podría suceder con las aguas sobrantes del sector Tangay.
En los doce meses que restan para que concluya la gestión a los actuales alcaldes, difícilmente se podría hablar de una solución definitiva al problema de los drenes, que más que un problema ya es un drama cotidiano. Definitivamente, no se puede pedir peros al olmo.
Aún así, éste puede ser otro tema para los candidatos que se alistan a participar en las elecciones regionales y municipales del próximo mes de octubre. En vez de disputarse las paredes para realizar costosas pintas, creemos que deberían priorizar en sus respectivos planes de gobierno la solución definitiva a este grave y antiguo problema. Agua que no has de beber, ayúdala a correr.