Nuevo y rentable negocio:
Un incendio por día y decenas de ranchos convertidos en cenizas. Ese es el escalofriante promedio y la cruel realidad que más de los días viven las familias que tienen sus viviendas en las invasiones de Chimbote y Nuevo Chimbote. Una realidad que se hace más frecuente conforme pasan los días y que hasta hoy no tiene indicios de cuándo acabar.
A decir de las miles de familias que viven bajo esta amenaza y de aquellas que por desgracia han sufrido la pérdida de sus humildes pertenencias, la causa de esta ola de incendios no es producto de la casualidad. Según se afirma, estamos ante un hecho sistemático, inclusive bien planificado, que tiene que ver con la exigencia de cupos por parte de las mafias de traficantes de tierra.
De la misma manera cómo los miembros de estas mafias le ponen un precio a cada lote de vivienda, así también exigen a cada familia el pago de un cupo por supuesto derecho de vigilancia, abastecimiento de agua y trámites de titulación. Familia que no cumple con estas exigencias, ya sabe a lo que se está exponiendo.
En más de una ocasión, personas amigas han llamado a nuestra redacción para dar la voz de alarma acerca de uno de estos siniestros planificados. Y lo han hecho luego que sus advertencias no han sido tomadas en cuenta por personal del serenazgo y de la Policía Nacional. Por lo demás cuando llegan los bomberos ya los ranchos están hechos cenizas.
Pero ocurre que, conjuntamente con las mafias de traficantes, también está detras de todo esto la autodenominada Comunidad de Indígenas de Chimbote, una institución fantasmagórica que se irroga ser la propietaria de todos los terrenos de Chimbote y Nuevo Chimbote y al amparo de esa falsa afirmación disputa con otras mafias el control del tráfico de tierras,
No solamente el Proyecto Especial Chinecas, sino también empresarios privados y personas naturales han caído en las garras de esta institución ilegal. Precisamente uno de estos empresarios acaba de denunciar que gran parte de un predio registrado a su nombre fue invadido hace unos años bajo el patrocinio del ex alcalde de Nuevo Chimbote Valentín Fernández Bazán y de la susodicha Comunidad de Indígenas. Como una manera de legitimar este ilegal despojo, los invasores no tuvieron mejor idea bautizar la nueva invasión como A.H. Yesenia Dávila Barrón, nombre de la esposa del ex ahora prófugo ex burgomaestre.
Se sabe que la División Policial de Chimbote tiene una dependencia descentralizada del servicio de inteligencia, cuya misión es anticiparse no solamente a las invasiones propiamente dichas sino también a los incendios provocados. Sin embargo, como hemos podido ver hace unos días, miembros de la propia Policía Nacional brindan protección a traficantes y a quienes afirman ser dirigentes de la inexistente Comunidad de Indígenas.
Con ello, lo único que se está haciendo es brindar protección al lucrativo negocio que bien puede denominarse Invasiones & Incendios S.A.