Editorial

LLEGÓ EL TURNO DEL POLITÉCNICO

Una de las mejores noticias con la que Chimbote ha empezado el año 2022, fue la que dio a conocer esta semana  el gobernador regional Henry Borja Cruzado.  A más tardar en abril del presente año debe estar concluido el expediente técnico  para  la construcción del nuevo local de la emblemática institución educativa Politécnico Nacional del Santa.

Con relación a la trascendencia de esta institución educativa, existe en el común de los chimbotanos un convencimiento que nadie puede discutir: conjuntamente con los colegios San Pedro e Inmaculada de la Merced, el Politécnico Nacional del Santa es parte del orgullo y de la identidad cultural de Chimbote. Así de indiscutible.

El “Poli”, como se le llama cariñosamente,  fue creado el 21 de marzo de 1958 bajo la denominación de Instituto Nacional de Educación Industrial. En ese momento fue el primero de su género en instalarse en todo Ancash y con enorme satisfacción podemos ver que la  resolución suprema que oficializa su creación, lleva la firma del Ministro de Educación de aquel entonces, el historiador Jorge Basadre.

La creación  de esta institución educativa  fue sin lugar a dudas la respuesta del gobierno central  a un gran clamor que había empezado a tomar cuerpo en el Chimbote de aquella época. Por un lado, el naciente boom de la industria pesquera y, por otro, la puesta en funcionamiento un año antes de la central  hidroeléctrica del Cañón del Pato y de la planta siderúrgica Sogesa, hoy Siderperú, dieron lugar a la explosiva instalación de otras industrias conexas y subsidiarias. Este universo febril generó la demanda de técnicos y mano de obra calificada que por entonces escaseaban en  esta ciudad.

Par satisfacer esta demanda,  el  “Poli” inició sus actividades con la formación de técnicos de mando medio especializados en mecánica, electricidad y carpintería. Sus alumnos salían directamente de las aulas a los centros de trabajo.

Durante sus primeros nueve años de vida, el Instituto Nacional de Educación Industrial funcionó en un local alquilado que se hallaba en el jirón Alfonso Ugarte. Recién en enero de 1967, durante el primer gobierno del arquitecto Belaunde, pasó a ocupar su propio y moderno local ubicado en el barrio Miramar,   esta vez bajo la denominación de Politécnico Nacional  del Santa.

Con más de cincuenta años a cuestas, este local es ahora una muestra del desgaste inexorable que produce el paso de los años y, según lo expresado por especialistas en infraestructura educativa, ya no es garantía de  ninguna seguridad.

Desde hace ya  más de veinte  años, profesores y padres de familia han dado la voz de alerta y han solicitado la reconstrucción total del local. Además de representar un peligro latente para los estudiantes, el ahora vetusto local atenta contra el decoro de la propia institución. Lamentablemente, ni  la voz de alerta ni los pedidos de reconstrucción han obtenido  una respuesta  positiva en todo ese tiempo.

Ha sido recién esta semana  que  esta historia ha dado un vuelco con el anuncio hecho por el gobernador regional. Anuncio cuya credibilidad tiene como respaldo lo sucedido con los colegios Inca Garcilaso de la Vega y Víctor Andrés Belaunde, cuyos locales han sido reconstruidos después de diez años de haber permanecido completamente abandonados.

En vísperas de cumplir 64 años de fundación, éste es el mejor  regalo de aniversario que se le puede hacer al histórico Politécnico Nacional del Santa.