¡Despierta América!
Fernando Zambrano / Político
“Las aspiraciones socialistas no quedan en la toma del poder de los Estados Latinoamericanos – destruyendo sus modelos de democracia representativa – sino que desnudan un objetivo mayor que EE.UU. no está tomando con la debida seriedad. La conversión de todos los países en Estados Plurinacionales, equivalen en el tiempo a convertirnos en una nueva versión de las extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, con muros ideológicos que podría llegar a ser más sólidos que el derruido muro de Berlín.”.
Los modelos democráticos latinoamericanos más exitosos – en cuanto a crecimiento económico y lucha contra la pobreza – han entrado en una vorágine socialista, revirtiendo sus historias de éxito.
En una primera etapa Brasil, Venezuela, Bolivia y Argentina iniciaron este proceso de involución política en Sudamérica, siguiendo el camino de Cuba y Nicaragua en Centroamérica.
Por el lado norteamericano, México – la segunda economía más grande de Latinoamérica – también cayó en manos del socialismo del siglo XX. Últimamente ingresaron al proceso de desintegración democrática Perú y Chile, y hoy yergue la amenaza sobre Colombia. Todos países con reconocidas historias de éxito.
Pero qué caracteriza a los nuevos actores que hoy tienen el control político de todas estas naciones. En primer lugar, el acceso controversial al poder en elecciones con poca o nula transparencia, con el apoyo de los sistemas electorales y el respaldo de organismos internacionales que irresponsablemente se han adherido a estas corrientes neo socialistas. Una vez en el poder, avanzan hacia el Asambleísta Constituyente con el propósito de un cambio radical del modelo de democracia representativa.
En este proceso constituyente el objetivo primario es preparar el camino a la reelección presidencial inmediata y permanente, en el marco de la implantación autoritaria de un modelo socialista. Este modelo recoge los postulados de la fuente originaria de marxismo-leninismo, el tantas veces negado “Manifiesto Comunista” elaborado por Marx y Engels hace más de 170 años.
La Asamblea Constituyente – viciada desde su conformación e integración – otorga facultades exclusivas y excluyentes al mandatario socialista, permitiéndole expropiar propiedad privada, medida que alcanza principalmente a medios de comunicación opositores y la empresa privada de mayor relevancia. Por otro lado, otorga el control absoluto de todos los poderes del Estado al partido de gobierno, consagra el retorno al nefasto Estado-empresario eliminando todos los márgenes de competitividad de la empresa privada y, finalmente, permite el control absoluto de la educación por parte del gobernante socialista.
De esta manera un Estado democrático pasa a constituirse en un Estado Socialista Totalitario, cuyo gobernante tiene control absoluto sobre todo el Estado. Lo que sigue ya lo hemos visto en Venezuela, Cuba y otros, países en los cuales dictadores gobiernan por décadas a través de procesos electorales fraudulentos, con medios de comunicación expropiados y persecución política a opositores, todo esto acompañado de la miseria a la que arrastran a sus pueblos y la conversión de los países en narco estados, donde la corrupción campea y es su sello de identidad de sus gobiernos.
En el caso de Venezuela y Perú, podemos encontrar coincidencia de origen de los mandatarios en la docencia. En los hechos esto desnuda quizás una de las mayores falencias de los países Latinoamericanos, el paupérrimo nivel educativo de quienes tienen a su cargo educar a las nuevas generaciones. Esto se evidencia en Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela, y en Pedro Castillo en Perú, con mandatarios socialistas cuyo coeficiente intelectual no puede ser envidiado por nadie.
Pero también nos muestra una coincidencia de origen en dichos mandatarios que no puede considerarse como un caso aislado en el proceso político Latinoamericano que manejan los miembros del Foro de Sao Paulo. Todo hace notar que forma parte de una estrategia política bien montada por operadores políticos del socialismo del siglo XX, cuya procedencia cada vez más se evidencia en Cuba y sus servicios de inteligencia que se encuentran bastantes activos en la Región desde hace un par de décadas. Sin duda un trabajo que va encaminado a extender y mantener en el tiempo esta corriente política.
Las aspiraciones socialistas no quedan en la toma del poder en los Estados Latinoamericanos – destruyendo sus modelos de democracia representativa – sino que desnudan un objetivo mayor, que EE.UU. no está tomando con la debida seriedad. La conversión de todos los países en Estados Plurinacionales, equivale en el tiempo a convertirnos en una nueva versión de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, con muros ideológicos que podrían llegar a ser más sólidos que el derruido muro de Berlín.
Las democracias latinoamericanas afrontan el desafío de la aparición de nuevos actores y fuerzas políticas socialistas – desleales con el modelo democrático – que buscan llevar a los Estados hacía sistemas de corte socialista, autoritario y personalista. Con poderes legislativos y judiciales sin autonomía para controlar al gobierno y con espacios cada vez más acotados para la oposición y la libertad de expresión.
Si la comunidad internacional no recapacita y revierte este proceso, en poco tiempo Estados Unidos de Norteamérica tendrá “a tiro de pájaro” a una Unión de Repúblicas Socialistas Latinoamericanas que será dura de roer. Si están pensando que no existirían bases militares rusas o chinas a pocos kilómetros de su frontera están equivocados. Cuba habrá sido solo un kindergarten para los Estados Unidos de Norteamérica.
Despierta América¡¡¡