Una de las prácticas más cómodas que suelen utilizar nuestros políticos criollos para lucirse públicamente y acogerse al “yo no fui”, es hacer leña del árbol caído. Después de haber permanecido largo tiempo encerrado en una hermética y bien calculada cura de silencio, el consejero regional por la provincia de Pallasca Martín Espinal Reyes acaba de hacer varias revelaciones con relación a la reconstrucción del colegio “Santo Domingo de Guzmán” del distrito de Tauca, una obra a cargo del gobierno regional de Ancash que, como otras tantas, se encuentra abandonada y paralizada desde hace cuatro largos años.
Pero el consejero Martín Espinal no ha hecho estas revelaciones porque haya sido él, en cumplimiento de su función fiscalizadora. No. Lo ha hecho debido a las repercusiones que ha generado las denuncias públicas del alcalde de Tauca por el abandono de las obras y porque los alumnos no tienen donde estudiar.
En efecto, se puede decir sin temor a equivocarnos que la reconstrucción de este emblemático plantel es al mismo tiempo otra emblemática demostración de todos los vicios y malos manejos a los que nos tiene acostumbrados el ente regional. Es una historia ampliamente conocida que comienza con la elaboración del expediente técnico y continúa con el proceso de licitación, seguido de la firma del contrato, adelantos de obras, etc., etc., etc., todo ello hecho de manera concertadamente amañada. Son decenas de millones de soles los que están de por medio.
Si realmente existiera en el ánimo de nuestros consejeros regionales la voluntad y la predisposición que se requiere para fiscalizar, esta historia jamás se hubiera producido en Ancash. La labor de fiscalización, que es la obligación número uno de todo consejero, es algo que debe estar presente antes, durante y después de la ejecución de una obra. No cuatro años después de hallarse paralizada y abandonada. ¿Se imaginan el daño que en vísperas del reinicio de las clases presenciales esta paralización va a ocasionar a los niños de Tauca?
No olvidemos que todas las obras del gobierno regional cuentan con la aprobación del consejo regional, es decir con el voto aprobatorio de los consejeros que representan a las veinte provincias ancashinas. Sin el visto bueno de los consejeros regionales, jamás se hubiera aprobado, en las condiciones que ahora conocemos, la construcción de la carretera Carhuaz-Chacas-San Luis. Como es de público conocimiento, esta obra, ejecutada por Odebrecht durante la gestión de César Álvarez Aguilar, se hizo con una sobrevaloración que supera los 100 millones de soles. Sin ese visto bueno, tampoco se hubiera tirado al agua más de 35 millones de soles en la obra abandonada del coliseo cerrado Gran Chavín. Solo por citar unos ejemplos.
Sin embargo, en diciembre del año 2021, cuando el gobernador Juan Carlos Morillo Ulloa terminó encarcelado en el penal de Huaraz, fue gracias al voto mayoritario de los consejeros que el gobierno regional de Ancash permaneció acéfalo durante más de un mes y se permitió que una funcionaria foránea, nombrada por Morillo, hiciera las veces de gobernadora licitando obras millonarias a diestra y siniestra. Mayor ignominia, jamás.
Todas estas irregularidades se han llegado a saber no porque los consejeros regionales hayan cumplido al pie de la letra su función fiscalizadora. Ha sido gracias a la labor de la Contraloría General de la República y de la Fiscalía Nacional Anticorrupción.
Si después de ocupar este puesto por casi dos décadas, el ánimo del consejero Martín Espinal es ahora ponerse las pilas y llamar las cosas por su nombre, nada sería más propicio para él y para su provincia que aclarar definitivamente un hecho lamentable que ocurrió el 15 de febrero del año 2012. Como se recuerda, debido a graves deficiencias de construcción, el muro de contención de la laguna La Encantada ubicada en el distrito pallasquino de Llapo, cedió ante la presión del agua provocando una gigantesca avalancha de lodo y piedras que acabó con la vida de dos personas y causó enormes daños materiales. Como por encanto, este caso todavía permanece a la espera de un total esclarecimiento No estaría demás que alguien aconseje bien al consejero.