Opinión

VACANCIA NO, SUSPENSIÓN SI

Por: CPC SERGIO AGURTO FERNANDEZ

La vida rutinaria del ciudadano común, que todavía no se ha contaminado con la política partidaria, muy venida a menos en nuestro medio, transcurre sin complicaciones, con la conciencia tranquila y sin remordimientos ni delirios de persecución. Nada es más reconfortante cuando se actúa con honestidad y transparencia.

Hay una obsesión enfermiza en la clase política para tratar de conseguir “objetivos” que no sintonizan con lo que el país necesita, que dificulta superar el atraso que nos absorbe como una maldición, desde la conquista española, que empezó con la muerte del Inca Atahualpa.

Desde entonces el instinto saqueador puesto de manifiesto por las huestes españolas, sirvió de mal ejemplo para algunos malos peruanos, cuyos patrones de conducta se vieron alterados, con una inclinación hacia lo prohibido, entonces no llama la atención que desde esta perspectiva, vean al Estado como un codiciado botín.

Todo esto explica que la corrupción en el Perú es de larga data, es un manto que contamina el aparato estatal, en todos los niveles de gobierno, desde aquella unidad ejecutora perdida en algún remoto punto geográfico del país, hasta todas las suntuosas sedes ministeriales. Según sea la jerarquía del funcionario, el objetivo depredador va desde una “modesta” caja chica, hasta una opípara licitación pública.

“La plata llega sola” decía un connotado ex presidente, dando a entender que los proveedores del Estado estaban tan disciplinados que no se necesitaba recordarles su obligación de dejar el apetitoso “diezmo”. Los parlamentarios no se quedan atrás, aunque para ellos la tasa es de. 5%, por su mediación entre un alcalde o un gobernador y el MEF, o por interceder ante algún ministerio, por encargo de algún alto funcionario municipal o regional, desnaturalizando con ello la función congresal.

Tan repugnantes son estos actos, que por su apariencia pareciera indicar que los financistas del “diezmo” son los empresarios, y no es así, sino que es el propio Estado el que lo paga porque el diezmo ya está integrado al costo del producto que ofrece el proveedor, y que va a saciar el apetito voraz del corrupto funcionario público.

Ahora, en tema que incendia la pradera es la vacancia presidencial, que se viene carburando desde el día siguiente en que el Sr. Pedro Castillo ganara las elecciones en segunda vuelta. Por confesión de parte se confirma que el Presidente, no da la talla para el elevado cargo que ocupa, obviamente que esto le da elementos de juicio a los vacadores para encontrar la fórmula legal que corone con éxito tan repudiable propósito. Hay un descarado complot, expuesto públicamente, que va carcomiendo la base de la institución presidencial, por todos los frentes: interno y externo, promovido por congresistas de oposición y por una ex candidata presidencial, en España y en Estados Unidos, olvidándose que los problemas del país se ventilan dentro del país.

Que el Presidente Castillo y sus familiares estén inmersos en actos de corrupción, por las evidencias que se exhiben, son más que suficientes para merecer una sanción, inevitablemente, pero de ahí a pedir con vehemencia la vacancia presidencial, nos parece una postura demasiada exagerada, habiendo otra forma mucho más inteligente para solucionar el problema. Claro, la forma de vacarlo está constitucionalmente escrito y es muy radical en su aplicación. En ese plan no se puede seguir con cada quinquenio de gobierno; mientras en el Perú nos mantenemos enfrascados en discusiones estériles, nuestros vecinos exhiben con orgullo sus mayores logros, que envidia nos debe causar, pero no. Por qué todo lo malo se impregna tan fácilmente en el cerebro humano. En el tema de la vacancia, el mal ejemplo se inició en el gobierno de PPK (28-07-2016); en ese periodo presidencial de cinco años, se relevaron hasta cuatro presidentes (PPK, Vizcarra, Merino y Sagasti), y por poco fue de cinco con Meche Araoz. A PPK legítimamente le corresponde una pensión vitalicia, sin embargo, los otros tres también están reclamando lo mismo, sin importar así hayan tenido solo una semana de gobierno (Merino). Qué tal frescura de hombres. La Presidenta del Congreso atiza los ánimos de la vacancia para antes de este 28 de julio porque quiere ceñirse la banda presidencial, como si fuera un premio de la Tinka encontrado en el camino.

Entonces póngase punto final a este intrincado tema, introduciendo en nuestro ordenamiento jurídico, una alternativa más viable como lo es la de SUSPENDER en sus funciones al Presidente de la República, por un tiempo determinado, sin goce de haber y con toda la familia fuera de palacio, al margen de cualquier sanción penal que los hechos le puedan acarrear. Esta medida, a no dudarlo, va a tener doble efecto, por un lado, le va servir de escarmiento al Presidente infractor, y por otro lado ubicar a los congresistas en su verdadera función dentro del Parlamento, para no seguir perdiendo el tiempo con eso de la vacancia. Hasta donde se sabe, hay poca o nula productividad entre los congresistas como para justificar la percepción de un sueldo mensual completo; frente a ello a ver qué tal si trabajan  a destajo, ganando por los proyectos de ley presentados, como lo haría cualquier trabajador privado.

Todo esto distrae de la peor manera las tareas de gobierno de todos los poderes del Estado, que no hay entre sus miembros una natural empatía para actuar de oficio, ante tantos problemas que aflige a la población y no todavía esperar que una quejosa autoridad les vaya a tocar la puerta para recién actuar.

Toda persona que postula a un cargo electivo, necesariamente debe tener formación universitaria, pre grado como mínimo. Ahora ya no hay excusa para no tenerlo, porque en cada capital de provincia existe cuanto menos una filial de una universidad privada. Y esto, para no permitir que vayan al Congreso, personas que solo van a levantar la mano (votar) en las discusiones que se dan en las comisiones dictaminadoras o en el pleno del Congreso y también a pasar por caja cada fin de mes.

Estamos próximo a un evento electoral de carácter regional y municipal y por lo tanto ya se van presentando una constelación de candidatos en el horizonte político, como siempre, nadie va a servir sino a servirse del Estado, que resulta siendo un apetitoso manjar que seduce al desocupado, al sin éxito profesional o empresarial, o a algún deudor tributario que busca diluir su responsabilidad en la Sunat.

Esta apreciación cobra sentido cuando “googleando” se indaga la hoja de vida de cada candidato y a no dudarlo, seguramente encontrará que mas de uno resultará siendo una joyita con antecedentes policiales y judiciales.