Editorial

::: 70 AÑOS DESPUÉS :::

Modernización portuaria es posible:

Si todo sale como lo ha propuesto el Plan Maestro elaborado por la Autoridad Portuaria Nacional y el gobierno regional de Ancash, la modernización del Terminal Portuario de Chimbote, paralizado en el tiempo por más de setenta largos años, podría hacerse realidad desde el  año 2024 y entrar en funcionamiento  a partir del 2026. Mayor inmediatez, jamás.

La historia de esta infraestructura es harto conocida. Construido con la más acertada visión de futuro a comienzos de la década de 1950 por la Corporación Peruana del Santa, el Terminal Portuario de Chimbote fue desde un primer momento una pieza clave para el desarrollo de la economía local y regional. Nadie podrá negar que su presencia fue fundamental para poner en marcha la exportación de  harina y conserva de pescado y del carbón de piedra que se extraía en las minas de La Galgada. Incluso grandes cargamentos de minerales procedentes de la zona sierra de la Libertad y que no podían ser embarcados ni por Salaverry ni por Chicama, salían rumbo al exterior por el puerto de Chimbote. De igual manera, los primeros cargamentos  de mineral de hierro que alimentaban los hornos de Siderperú  procedentes de Marcona, también ingresaban por el terminal.

Alrededor de veinte agencias marítimas y de aduana afincadas en Chimbote, eran fuente de trabajo sostenido para más de cinco mil estibadores  que se encargaban de realizar estos embarques en tres turnos diarios, los siete días de la semana. Por más de cuarenta años,  la actividad portuaria de Chimbote llegó a ser una de las más dinámicas e importantes del litoral peruano  en cuanto a volúmenes de carga e ingresos  tributarios.

Desafortunadamente, con la modernización  selectiva de otros puertos que antes estuvieron en desventaja, el movimiento portuario de Chimbote fue discriminado y cayó en un proceso de decaimiento irreversible,  que se hizo más notorio  durante el  primer gobierno de Alan García Pérez. Pero eso, solo fue el comienzo.

La estocada final llegaría el fatídico 23 de junio del año 2011 cuando el gobierno central, no se sabe con qué criterio, decidió transferir el Terminal Marítimo de Chimbote al gobierno  regional de Ancash. Un error imperdonable cuyas consecuencias hablan por sí solas y continúan golpeando a Chimbote. Más fue el ruido y la frivolidad política, que otra cosa. Promesas como el “megapuerto” y la conversión del terminal portuario en caja chica para financiar actividades proselitistas, terminaron por desacreditar al terminal fondeando con ello las esperanzas de su reflotamiento.

A diez años de su transferencia a manos del gobierno regional de Ancash, el Terminal Marítimo de Chimbote ocupa en este momento el último lugar de la tabla de exportación e importación entre todos los puertos del litoral, incluyendo los puertos de nuestra Amazonía. Lo único que a estas alturas puede revertir este desastre a manera de tabla de salvación, es la ejecución del Plan Maestro.

Sin llegar a la necesidad de alentar falsas expectativas,  el Plan ha propuesto, entre otras acciones concretas, ampliar la longitud del muelle principal de 180 a 223 metros y el ancho de 16 a 32. Asimismo  la habilitación de un patio de contenedores y la modernización del sistema de grúas y embarque.

Quienes conocen de estos menesteres, afirman que dicho mejoramiento le permitirá al Terminal Portuario de Chimbote, recuperar en el corto tiempo de tan solo cinco años hasta el 60 por ciento de su capacidad real. Después de setenta años perdidos ¿por qué no esperar cinco más?.