Opinión

EL MARSUPIAL VENGADOR

Por: Miguel Rodríguez Liñán (*)

Para los chiquillos de mi generación base seis, aficionados y fanáticos de fútbol desde siempre, hay un personaje inolvidable en el arbitraje de las eliminatorias para una Copa del mundo. Es un tal Sergio Chechelev, nacido en Belgrado de la antigua Yugoslavia un 27 de enero de 1933, luego nacionalizado venezolano. En Venezuela, el viejo Chechi ejerce sus primeras funciones de réferi con mucho éxito, debido según algunos a su severidad inapelable, hasta obtener la prestigiosa insignia de la FIFA que lo acredita como árbitro internacional.

Muchos años después de los acontecimientos en Bolivia, que ahora evocamos coléricos después del partido en Montevideo, frente al pelotón de fusilamiento, dos periodistas peruanos identifican a Chechi en Colombia, que ahora luce su gran calva y un soberbio bigotazo. Y entonces, ¿cuánto te pagaron? Los bolivianos no pagaron, fueron los argentinos, pero el monto es secreto profesional, contesta Chechelev fría, serena y cínicamente, aunque de pronto estaba diciendo huevadas. Ahora, si la gorda rata blanca senecta está viva en algún sitio del planeta, debe tener 89 años, aunque yo prefiero imaginarlo bajo tierra. Lo más importante fue que Perú campeón clasificó y obtuvo un honrosísimo séptimo puesto en México 70.

¡Que lástima que a Borges no le gustara el fútbol! Pudo haber enriquecido su Historia universal de la infamia con la participación de Chechelev, ese genio del mal, ese inmortal. Veamos la composición de esta obra maestra.

El atroz redentor Lazarus Morell, falso predicador, asesino y traficante de esclavos.

El impostor inverosímil Tom Castro.

La viuda Ching, pirata.

El proveedor de iniquidades Monk Eastman, historia de un gánster judío contemporáneo del italiano Al Capone.

El asesino desinteresado Bill Harrigan, que retraza la historia de Billy the Kid antes de convertirse en leyenda.

El incivil maestro de ceremonias Kotsuké no Suké.

El tintorero enmascarado Hákim de Nerv, profeta árabe que ocultaba su rostro.

El cínico y despiadado Serge Chechelev, réferi de fútbol.

Hemos encontrado en los infinitos archivos ahora accesibles gracias a la magia de internet, una exquisita anécdota referente al infame y célebre réferi. Se la debemos al periodista venezolano Daniel Cloquell, y a otro periodista anónimo de la patria que titula su artículo El marsupial vengador, donde se cuenta esto… El seis de mayo de 1973, en partido decisivo por la penúltima jornada de la Copa Venezuela, se enfrentan el Aragua FC y el Portuguesa FC, que es el equipo visitante. Va ganando el Portuguesa dos a uno. Este resultado perjudica al Aragua pero permite al visitante acercarse al título, que finalmente obtendrá… Con el ostensible propósito de ayudar al Portuguesa, Chechi decide dar por terminado el encuentro faltando cinco minutos para el final reglamentario… El público local furioso, todos furiosos por el robo del tiempo, los del Aragua persiguen a Chechi y a sus árbitros asistentes hasta la puerta del vestuario. Allí, el director técnico del Aragua le da un puñetazo en plena carucha. Acto seguido, el arquero del Aragua le da un patadón en los huevos, el viejo Chechi se dobla y cae… Pero ahora viene lo mejor… Según los archivos del diario venezolano El Nacional… Se afirma con lujo de detalles que, tras darle el patadón , el arquero llamado Castillo, sacó hasta hoy no se sabe cómo ni de dónde, un marsupial rabipelado, una zarigüeya, y se lo tiró en la cara al calvo Chechi… Chechelev, asustado, cae al suelo y pide a gritos que le quiten de encima a esa rata gigante, que ya había comenzado a inspeccionarle las narices.

     Ahora podemos optar por un rápido y retrospectivo resumen del partido Bolivia-Perú.

Eliminatorias de México 70. 10 de agosto de 1969. Estadio Siles Suazo en Bolivia manta, a más de tres mil metros de altura… La mayor acción de nuestro héroe consiste en anular un gol legítimo a Alberto Gallardo… Tambien en validar un gol ilegítimo por carga contra Rubiños… En fin, todo el partido fue netamente parcializado en favor de Bolivia manta… Los peruchos protestan, Orlando la Torre fúrico, todos fúricos pero impotentes… Ingresa la policía después del pitazo final, para proteger a Chechi… Golpes… Todo es un escándalo… Nicolás Fuentes, expulsado, trata de acercarse a Chechi para escupirlo por lo menos, pero es contenido por miembros del cuerpo técnico… En los documentales boliches de la época, no queda el menor vestigio de la infamia, al contrario, es borrada o ignorada. Luego del triunfo boliche, no se menciona en absoluto el desempeño de Chechi.

Así como su antípoda Pierluigi Colina por su honestidad y justicia, y por su espectacular cabeza de calavera, Sergio Chechelev pasa a la inmortalidad en el planeta fútbol gracias a su infamia y malevolencia… Ahora podemos volver a los tiempos actuales y al partido perdido contra Uruguay en Montevideo. Primera reflexión casi constatación. La maniobra que invalida el gol, ignorando el gran aporte de la tecnología de punta, del réferi brasileño cuyo nombre no recuerdo, es digna de un Chechelev, el infame arquetípico. Este simple hecho o intuición me parece de buen augurio en vistas del eventual repechaje, al que también aspiran Colombia y Chile. Nuestra leve y casi imperceptible diferencia de puntaje puede ser decisiva para lograrlo… Este martes Perú campeón juega contra Paraguay el partido más difícil de la era Gareca, quien por ahora merece nombre de gran avenida principal allá en el Reino. En el incierto terreno del fútbol todo es posible, pero claro que se puede… ¡Vamos muchachos! ¡Vamos rumbo al repechaje! ¡Claro que se puede! ¡Perú campeón!

* escritor y poeta peruano radicado en Francia.