Editorial

YO QUIERO TENER UN MILLÓN DE ÁRBOLES

Hermosa iniciativa de Rotary y Siderperú:

En medio de las amarguras y de los sinsabores que más de los días nos causa la gestión pública local, regional y nacional,  no falta la oportunidad de compartir una buena noticia; algo capaz  de producir en la colectividad la misma alegría que causa la lluvia que, después de una larga sequía, cae en medio del desierto. Algo así como un mensaje de renovación y esperanza.

De acuerdo con una información que hemos publicado el día de ayer, Rotary Club de Chimbote y la empresa  siderúrgica Siderperú han acordado renovar por un año más el convenio de cooperación interinstitucional  que suscribieron el año 2010 y cuya finalidad es la siembra de árboles ornamentales para contribuir con el restablecimiento  de la salud ambiental y del mismo modo con el ornato de la ciudad.

Para este año, ambas instituciones se han  fijado como meta la siembra de 30 mil árboles en diversas calles, avenidas, colegios y parques localizados en Chimbote y Nuevo Chimbote. Lo que desde luego constituye una lección de civismo y cariño a Chimbote que a decir verdad no es común en estos días. Ojalá las empresas pesqueras, que tanto daño ambiental han ocasionado, se animen a imitar este ejemplo en algún momento.

Hace doce años, cuando Rotary y Siderperú decidieron poner en marcha esta iniciativa, la respuesta de la población no se hizo esperar. Hasta entonces la cultura ambientalista solo estaba escrita en el papel y lo único que hacía falta para ponerla en práctica era precisamente una iniciativa como esta.

Contrariamente a lo que se suponía en aquella oportunidad, la respuesta  más entusiasta llegó de parte de la población que  reside en los asentamientos humanos, allí donde las limitaciones del servicio de agua en ningún momento fueron un impedimento para que la arborización prospere y  se generalice. Miles de árboles ornamentales que ahora sin sinónimo de vida y belleza, han cambiado por completo el rostro de estos asentamientos humanos y lo más destacable es que son los propios vecinos sus más celosos guardianes.

En todo este tiempo, el convenio ha hecho posible la siembra de medio millón de árboles y, según se ha anunciado, la meta es llegar a sembrar un millón, cifra que podría parecer extremadamente ambiciosa pero que no lo es si tenemos en cuenta que, tanto Chimbote y como Nuevo Chimbote, soportan por igual los efectos de una severa contaminación ambiental.

Por lo demás,  con  cada árbol que se siembra, se abona la cultura ambiental de las nuevas generaciones  y eso es lo que más importa.  Como bien lo diría el cantautor brasileño Roberto Carlos, tener un millón de árboles es tanto como tener un millón de amigos.