Editorial

LO QUE MENOS EXISTE ES VOLUNTAD POLÍTICA

En términos de gestión y ejecución de grandes proyectos de desarrollo regional, la voluntad política juega un papel  de primer orden. Sin ella, ningún proyecto podría ejecutarse por más que haya sido declarado legalmente de interés nacional. Sin voluntad política toda ley declarativa queda escrita en el papel abultando el archivo de las buenas intenciones, como sucede, por ejemplo, con el proyecto de irrigación Chinecas.

En efecto, para que estos proyectos puedan ejecutarse se requiere de una férrea y decisiva voluntad política y eso es algo que solamente tienen a su alcance aquellos que han sido elegidos por el voto popular.  Únicamente ellos están plenamente facultados para ejercer dicha prerrogativa en los más altos niveles de decisión gubernamental.

Después de todo, no olvidemos que la ejecución de Chinecas y otros proyectos como la modernización del terminal portuario, fue parte de muchas promesas de campaña lo que impone a quienes resultaron elegidos la obligación de cumplir la palabra empeñada.  Nos referimos en primer término a los cinco congresistas de Ancash, asimismo   al gobernador regional, al alcalde provincial y los ocho alcaldes distritales de la provincia del Santa y del mismo modo a los representantes de las instituciones de la sociedad civil como son la Cámara de Comercio y los colegios profesionales.

Si todos ellos trabajasen unidos, otra sería la situación de estos proyectos. Y no solo eso. Si realmente existiera voluntad política de parte de todos ellos, jamás se hubiera permitido que el proyecto liberteño Chavimochic construya inconsultamente un dique en medio del cauce del río Santa a fin de llevar más agua para su molino. En primer término, el río Santa es patrimonio natural de Ancash y bajo ningún concepto nuestros vecinos de La Libertad pueden disponer de él a su libre albedrío.

La solitaria defensa que vienen  realizando en este sentido los agricultores del valle de Santa y la congresista Lady Camones, no ha sido suficiente. Al parecer esta desamparada defensa ha sido avasallada por la enorme presión política que existe en La Libertad; ahí donde el bloque parlamentario, el gobierno regional, los alcaldes y la sociedad civil, se han unido en una sola fuerza y han dejado atrás intereses partidarios, logrando de esa manera un mejor resultado a su favor.

Esto  último ha quedado plenamente demostrado la semana pasada. Luego que los funcionarios de la Autoridad Nacional del Agua  dejaran plantados a los agricultores del valle de Santa en su intento de verificar la presencia del dique construido en el cauce del río, no sucedió lo mismo con el pedido de los directivos de Chavimochic.

En una clara señal de inaceptable parcialización, los funcionarios de ANA  recorrieron la margen derecha del río donde  el proyecto liberteño ha iniciado la construcción de la presa Palo Redondo y otras instalaciones que van a permitir una mayor captación del recurso hídrico. Con la sola excepción de los agricultores santeños, ningún otro representante ancashino se dignó asistir. Ni siquiera del gobierno regional.

Si la III Etapa de Chavimochic ya se encuentra a punto de iniciar su ejecución, eso se debe a la voluntad política de nuestros vecinos de La Libertad. Hecho que desde luego no sucede en el caso de Ancash, donde nuestros congresistas, con excepción de Lady Camones, están dedicados a tiempo completo al tráfico de influencias y al intercambio de favores políticos, sin tener que sonrojarse por ello.

Como podemos ver, en lo que se refiere a la defensa de los intereses de Ancash todos han tirado la toalla. Voluntad política es lo que menos existe.