Editorial

COMISARÍAS SON TAMBIÉN CEMENTERIOS DE VEHÍCULOS

Conforme lo hemos dado a conocer en nuestra edición del viernes último, la comisaría de Villa María cuenta en teoría con seis camionetas  destinadas para  cubrir no solamente labores de patrullaje sino también todas las demás diligencias propias de la recargada labor policial. Pero,  por increíble que parezca,  solo uno de estos vehículos se encuentra operativo. Los otros cinco están inservibles pero aún así permanecen estacionadas hace ya varios años en el frontis de la comisaría.

Según se ha podido conocer por fuentes allegadas a la propia dependencia policial, tres de estas últimas unidades ya han sido dadas de baja hace cinco años, no existiendo razón alguna para que se mantengan en la puerta de la institución. Las otras dos se hallan paralizadas debido a desperfectos mecánicos producto de la labor que realizan,  pero a pesar del tiempo transcurrido no tienen cuándo ser reparadas.

Adelantándonos a la  inquietud que plantea esta situación de por sí insostenible, consideramos  que a estas alturas no existe justificación razonable para que los vehículos policiales que han sido dados de baja o que permanezcan paralizados más allá del tiempo prudencial, sigan donde y como están. Este penoso espectáculo es una muestra de desidia que no le hace ningún favor a la imagen de la Policía Nacional.

A diferencia de otros tiempos cuando los documentos caminaban por tierra, hoy en día los trámites para reparar o reemplazar un  vehículo de propiedad del estado,  que además es de tanta necesidad, ya no  requiere de dos ni tres años. La administración pública también se ha agilizado y en el peor de los  casos un trámite de esa naturaleza no demora más de un año.

El caso es aún más inquietante habida cuenta que la comisaría de Villa María tiene bajo su jurisdicción  veintidós  pueblos del distrito de  Nuevo Chimbote, con una población que supera los 60 mil habitantes. Ante la dimensión de este universo, es imposible poder concebir  y aceptar que una sola camioneta policial pueda cubrir en forma eficiente los requerimientos de seguridad de esta inmensa población.

Como se sabe, en los últimos días el personal de la comisaría de Villa María ha tenido que hacer frente a tres casos de asesinato por sicariato que se han producido en plena vía pública.  Y diariamente tiene que enfrentar un alarmante incremento de robos, asaltos  y otras modalidades delincuenciales; lo que hace imperativo que se disponga con carácter de urgencia de un mayor apoyo vehicular.

Asimismo, por ningún motivo los ciudadanos que requieren  de la presencia policial para realizar determinadas diligencias,  tienen porque aceptar la mala costumbre de entregar a los efectivos policiales un sencillo para el taxi. De por sí, eso es denigrante y se presta  a muchas malas interpretaciones.

Y ya que hablamos de vehículos policiales, también viene al caso ocuparse de un tema más o menos similar. En el frontis de las comisarías de Villa María y Buenos Aires de Nuevo Chimbote, así como en el local policial que se halla en la esquina de los jirones Sáenz Peña y Espinar de Chimbote, ya es común la presencia de  numerosos vehículos siniestrados que se hallan ahí por disposición ya sea del Ministerio Público o del Poder Judicial. Lo cierto es que esta situación, que también lleva varios años, exige la implementación de uno o más depósitos policiales, ya que a este paso las comisarías corren el riesgo de terminar convertidas en cementerios de vehículos.