Editorial

::: EXPEDIENTE ANTITÉCNICO :::

Talón de Aquiles de hospital El Progreso:

Para ilustrarnos con la mayor objetividad posible, un amigo de esta casa editora, especialista en temas de construcción civil, puso como ejemplo  que la correlación entre un expediente técnico y la ejecución de una obra es más o menos la misma que existe entre un menú y los platos de comida. Entre el uno y el otro, tiene que haber una estricta coherencia.  Si el cliente pide un cebiche de  corvina, bajo ninguna excusa podría aceptar que le traigan un ceviche de lorna y menos aún que le exijan pagar por la equivocación.

Aún así, esta vieja costumbre de vender  gato por liebre se mantiene en casi la totalidad de las obras públicas que se ejecutan en esta parte del país. Mientras el expediente técnico dice una cosa, la ejecución de la obra lo contradice todo. Es tanta la frecuencia de esta incompatibilidad que últimamente ya es motivo de preocupación general.

En  cada intervención que lleva a cabo la Contraloría General de la República, la primera observación que salta a la vista es justamente esta notoria discordancia. Casual o involuntaria, esta incompatibilidad conlleva a un desenlace que también se ha vuelto común. Éste comienza con la paralización de la obra, prosigue con la  modificación del expediente técnico e inevitablemente termina con una significativa ampliación presupuestal.

Para quienes seguimos de cerca el caso del hospital El Progreso, todo parece indicar que se trata de una raya más al tigre. Pues sin que trascendiera a la opinión pública, en noviembre del pasado la empresa contratista  paralizó la ejecución de la obra debido a que el expediente técnico no habría considerado la instalación de  aisladores sísmicos, que es una tecnología nueva pero de aplicación obligatoria.

Los aisladores, según se  nos ha explicado, son dispositivos de acero, confeccionados a la medida, que se colocan en el subsuelo por debajo de los cimientos de la construcción. Su función es amortiguar el impacto de todo movimiento sísmico a fin de evitar que la edificación sufra mayores daños.

De ser así, llama poderosamente la atención que los encargados de elaborar el expediente técnico no hayan considerado la instalación de estos dispositivos. Con mucha mayor razón si se tiene en cuenta que Chimbote es una zona de permanente riesgo sísmico por encontrarse  dentro del denominado Cinturón de Fuego del Pacífico.

Se sabe asimismo que toda unidad ejecutora, como lo es el PRONIS,  ahora debe contar con un equipo de evaluación  de proyectos, precisamente para prevenir esta clase de percances y evitar que las obras experimenten contratiempos en su proceso de ejecución. Las leyes de la naturaleza no tienen por qué pasar por alto.

Como para calmar la tormenta, una nota de prensa difundida anteayer por el PRONIS ha dado a conocer que la obra del hospital El Progreso ha sido destrabada y que próximamente se reiniciará su ejecución, aunque sin precisar una fecha exacta. Ojalá eso signifique que ya no habrá  otro expediente antitécnico.