Editorial

::: COMBATIENTES ANÓNIMOS :::

Un solo gesto dice más que mil palabras.  En una ceremonia que se llevó a cabo en  el auditorio del Palacio Municipal, los funcionarios a cargo de la Red de Salud Pacífico Norte han tenido el acierto de tributar un merecido reconocimiento a cien agentes comunitarios que participaron activamente en las acciones de lucha contra la pandemia del covid.

Fueron estos miembros de la comunidad quienes,  sin más implementos que una gran emoción social y amor al prójimo, no dudaron en apoyar desde un primer momento la labor de campo del personal de salud, Y lo hicieron, igual que ellos, colocándose en la primera línea de ataque, sin importar los riesgos ni las consecuencias.

El conocimiento de la problemática y la identificación con la comunidad que caracteriza a estos agentes, fueron factores  determinantes para que su apoyo sea decisivo y  rinda los resultados que todos esperábamos.  Gracias a esta participación comunal se pudo realizar con éxito un sinnúmero de acciones de prevención, tratamiento y seguimiento. Entre muchas otras, una de estas acciones fue el barrido casa por casa, el cual no solamente  permitió  identificar con anticipación a un buen número de  pacientes  sino también logró evitar a tiempo una mayor propagación del mal.

Como toda entrega  incondicional, los agentes comunitarios brindaron este apoyo  en forma  anónima  y espontánea, sin exigir ni esperar nada a cambio. En todo caso, el mejor pago que a no dudarlo han recibido es la íntima satisfacción de saber que su labor ha contribuido a salvar vidas y del mismo modo a combatir a un enemigo común. Esta no es otra cosa que una muestra de ejemplar altruismo  y  una evidencia de contagiante emoción social, que de ninguna manera se puede ni se debe ignorar.

Como bien ha quedado registrado a todo lo largo de la primera y segunda ola de la pandemia, Ancash fue una de las regiones que alcanzaron el mayor número  de contagios y fallecimientos, ubicándose por mucho tiempo en la peligrosa  zona roja. Pero también ha sido gracias al trabajo conjunto del personal de salud y al apoyo de los miembros de la comunidad que la región logró ser una de las primeras en reducir  los efectos  del mal.

A partir de esta consideración,  creemos que ha hecho bien la Red de Salud Pacífico Norte en reconocer pública y merecidamente la labor que han cumplido los agentes comunitarios de salud.  Es una demostración palpable de servicio a la comunidad y de un fortaleciente espíritu de solidaridad que, tanto las autoridades como los funcionarios públicos de la región,  están en la obligación de apoyar y alentar.

Del mismo modo cómo la labor de estos agentes ha sido decisiva para combatir la epidemia del covid, así también seguirá siendo necesaria para apoyar la lucha contra el dengue, la malaria e incluso la anemia  que azotan a esta parte del país.

Igual que el soldado desconocido, el agente comunitario es un combatiente anónimo que expone su vida por los demás.