Opinión

OPINIÓN: JUSTIFICA LO INJUSTIFICABLE CON FALSEDADES

En el transcurso de la semana que pasó aparecieron declaraciones en medios nacionales del señor Claudio Pizarro Dávila, un ex marino, padre de Claudio Pizarro, ex futbolista que militó en Deportivo Pesquero, Alianza Lima, Werder Bremen, Bayern Munich.
Ocurre que Pizarro Dávila se ha referido de manera grotesca a nuestra ciudad, haciendo referencia a los inicios de futbolista de su hijo, señalando que en Chimbote durmió en el suelo y vivió en un barrio de prostitutas. Lógicamente que Pizarro Dávila, cambiando de contexto en la entrevista que le realizaban y estaba relacionada a las críticas dirigidas a su hijo por su pasado en la selección, hizo referencia a los hechos anteriores.
Ocurre que lo que dijo el ex marino Pizarro Dávila son medias verdades, pero que dan a entender situaciones adversas que nunca existieron, pues su hijo nunca vivió en un barrio de prostitutas; sino por el contrario, los dos años que estuvo en nuestra ciudad residió en la urbanización Buenos Aires, urbanización Cipreses y urbanización Pacífico, zonas residenciales de la ciudad y que nada tienen que ver con los exabruptos lanzados por esta persona.
Las declaraciones de Pizarro Dávila son proporcionadas en medio de una serie de cuestionamientos que se realizó a su hijo por su presencia en la concentración de la selección en Barcelona, y se magnificó en redes sociales por la animadversión existente hacia el ex futbolista, que lógicamente el padre trata de ocultar y demostrar adversidades que nunca existieron.
Claudio Pizarro en su estancia en Chimbote nunca pasó adversidades, por el contrario, fue muy bien tratado en el club Deportivo Pesquero durante los dos años que estuvo aquí. Él llegó como jugador a prueba siendo juvenil y fue tratado como tal; por ello lo que cuenta su padre son puras mentiras.
Aquí hicieron su primer contrato profesional, aquí debutó en el fútbol profesional y tanto el futbolista como su señor padre deben estar agradecidos, pero no es así y lo muestran como si hubiese vivido en un barrio de mal vivir, siendo esto totalmente falso.
Lamentamos de veras sus declaraciones, que fueron reproducidas en medios escritos nacionales, que lógicamente fueron sacadas del contexto real de lo que realmente ocurrió.
En nuestras páginas se encuentran informaciones desde el año 1996, donde están registradas las llegadas de los juveniles (4) y del debut que tuvieron cada uno de ellos; y para serles más precisos, dos de los cuatro son los que llegaron a triunfar y debutaron profesionalmente en el estadio Manuel Gómez Arellano.
Nos referimos a Claudio Pizarro y Gregorio Bernales; los otros jugadores fueron Miguel Angel Zagaceta y Giovani Valdiviezo. De estos dos últimos, Zagaceta se regresó a la capital y Valdiviezo se mantuvo jugando hasta la segunda rueda, pero no fue titular. Después, llegó David Chévez, procedente de Alianza Lima y que si tuvo presencia alternada en el elenco titular.
Tenemos además historias escritas de lo que sucedió al detalle con Pizarro en ese inicio de la pre temporada de 1996, pero no contamos con autorización para publicarla. Lo cierto es que el marino Pizarro Dávila se convirtió en el padre del futbolista, cuando en realidad era una persona totalmente desconocida y su vida cambió desde ese momento.
Hoy trata de justificar lo injustificable con falsedades. (EL EDITOR)