Editorial

RAZÓN NO LE FALTA A LOS VECINOS

Piden cierre de discoteca ilegal:

No está demás iniciar este comentario, haciendo algunas precisiones de cajón. Además de una puerta auxiliar y otra de escape o emergencia, toda discoteca está en la obligación de contar con otras instalaciones básicas y no solamente decorativas, sin las cuales  sería imposible autorizar su funcionamiento. Precisamente, otra de las instalaciones ineludibles y de primer orden tiene que ver con la necesidad de evitar, sí o sí, los efectos dañinos e intolerables que produce la contaminación sonora.

El reglamento nacional de discotecas  establece que el volumen del sonido que se produce al interior de estos locales, requiere estar bajo estricto control, a cargo de personal especializado y equipos en buen estado, de tal manera que el sonido de los altoparlantes no represente una molestia para los clientes ni  mucho menos para las familias del vecindario.

La misma norma legal se encarga de precisar el tipo de material e instalaciones que los propietarios de estos establecimientos están en la obligación de emplear para modular la acústica y reducir al mínimo la contaminación sonora.

No se sabe si por desconocimiento o deliberada omisión, los cierto es que ninguno de estos requisitos los reúne la discoteca “El Búnker de Chichín”, un local informal que el último fin de semana fue escenario de una grotesca falta de respeto al principio de  autoridad así como de una temeraria exposición al peligro en perjuicio del público asistente.

Como lo hemos dado a conocer en este medio, los hechos ocurrieron cuando personal de la Fiscalía de Prevención del Delito y de la Policía Nacional, acudieron a este local para realizar una visita de inspección. Pero lejos de colaborar con las autoridades y en una demostración de abierto desacato a la ley que deja mucho qué lamentar, los propietarios cerraron la única puerta del establecimiento para impedir no solamente el ingreso de las autoridades sino también la salida de sus propios clientes.

Como ha quedado fehacientemente acreditado, “El Búnker de Chichin” viene funcionando en forma precaria e irregular desde hace ya varios años sin que la municipalidad provincial del Santa ni otro organismo de control, hayan  hecho hasta hoy algo para impedirlo. No olvidemos que la informalidad  no solamente es culpa de quienes la cometen  sino también de quienes lo permiten.

Quizá eso explique por qué las seis primeras cuadras del malecón Grau están convertidas hoy en un verdadero carnaval de informalidad y  vida nocturna, prácticamente fuera de todo control.  Sino todas, la mayoría de las discotecas y centros de distracción nocturna que ahí funcionan, lo hacen en locales improvisados, sin cumplir el mínimo de las disposiciones de formalidad y seguridad que exige el reglamento. Lo lamentable es que si esta situación se mantiene es porque los propietarios saben que, con licencia o sin licencia, a sus negocios no los toca nadie.

Cansados de soportar esta situación, los vecinos de la sexta cuadra del malecón Grau y calles adyacentes, se han visto obligados a dirigir un memorial al alcalde provincial Roberto Briceño Franco, en el que solicitan la inmediata clausura de la discoteca informal “El Bunker de Chichin”. Como bien lo han hecho saber, la estridencia de la música comienza al mediodía y se expande por todo el vecindario hasta altas horas de la madrugada atentando contra su legítimo derecho al descanso y la tranquilidad. Razón no les falta.