Noticias Locales

“LÁGRIMA DE MONJA” GANÓ II FESTIVAL DE DESTILADO DE UVA EN MORO

Se llevó primer lugar en dos categorías:

“Lágrimas de monja” es el destilado de uva que se llevó todos los premios del “II Festival del Morino” que el último domingo se realizó en la plaza de armas del distrito de Moro.

El aguardiente es elaborado por la hermana Rebecca Frick, quien lidera la Asociación Caminemos Unidos (ACU), institución que desarrolla actividades de ayuda social en esa parte del Perú.

“Lágrimas de monja” triunfó por partida doble debido a que ganó en las dos categorías, mestizo y premium, que se sometieron a concurso entre los productores locales.

“Sinceramente no creí que ganaría en ambas categorías. Me gusta hacer ese tipo de bebidas desde muy joven. Mis papás también elaboraban bebidas”, comentó la religiosa, natural de Liechtenstein y con muchos años de residencia en Moro. “Lágrimas de Monja” ya había quedado en segundo lugar, categoría mestizo, en el “I Festival del Morino” 2019.

El concurso fue realizado por el Servicio Para el Desarrollo Integral Rural (SEDIR), institución que se dedica al fortalecimiento de capacidades de pequeños productores; mientras que todo el festival y la feria, que se desarrolló el 30 y 31 de julio, fue organizado por la Asociación de Vitivinicultores del Distrito de Moro (Avidmo), que cuenta con 22 socios y es presidida por el productor Jhonny Torres.

La Bodega Bonelli, de Marco Bonelli, ocupó el segundo lugar en la categoría mestizo; mientras que Golden Moro, de Camelia Sánchez, quedó en segundo puesto en la categoría premium.

Los 5 jueces que calificaron la calidad de los destilados de uva llegaron desde Lima y pertenecen a la Círculo de Catadores del Perú (CCP). Ellos tomaron en cuenta criterios como la transparencia, color brillo, aroma, armonía, gusto, ataque y retrogusro de las bebida que cataron.

“El concurso ha sido muy reñido. Las diferencias fueron mínimas porque todos los productos son de muy buena calidad”, remarcó el presidente del CCP, Julio Albarracín. Las botellas de cada concursante fueron recogidas en sus propios stands, codificadas y colocadas en cápdulas sin que productores y jueces conozcan qué destilado de uva se calificaba al momento de la cata.