Editorial

HISTORIA CANDENTE DE UN INCENDIO ANUNCIADO

Por muy lamentable que haya sido el siniestro, resulta imposible decir que se trata de un hecho fortuito o inesperado. Como todo Chimbote lo sabe, el pavoroso incendio  que  hace dos días redujo a cenizas cincuenta puestos del mercado “Dos de Mayo”, es consecuencia de una probabilidad latente, susceptible de hacerse realidad en el momento menos esperado. Hace siete años, en setiembre del 2015, esta probabilidad quedó trágicamente comprobada cuando un total de trescientos puestos fueron arrasados por un primer incendio que se registró en este concurrido centro de abastos.

Para ser más exactos, la posibilidad de un incendio o de cualquier otro siniestro que puede producirse en el mercado Dos de Mayo, aparece el año 2009; es decir desde el mismo momento en que los comerciantes desalojados de la Parada El Progreso  se trasladaron a este lugar en forma improvisada, sin adoptar la más mínima medida de seguridad.

Ya desde el 2008, los comerciantes se habían comprometido con la municipalidad provincial del Santa y con los vecinos del pueblo joven El Progreso, a desocupar pacíficamente el terreno de La Parada para trasladarse a otro lugar. El objetivo no era solamente contribuir con la seguridad, la limpieza y el ordenamiento urbano de la ciudad. También estaba de por medio la necesidad de dar paso a la construcción de un moderno complejo deportivo y recreacional, del que ahora se benefician las familias de la zona.

Pero lejos de honrar dicho compromiso y en vez de buscar con el debido tiempo un lugar apropiado donde seguir trabajando, los comerciantes  trataron por todos los medios de mantenerse en el mismo lugar. En ese intento, plantearon a la comuna provincial reemplazar La Parada con la construcción de un complejo comercial de cuatro pisos, gestión para la cual contrataron los servicios  de un equipo de asesores  entre los que se hallaba el actual alcalde provincial Roberto Briceño Franco. Como era previsible, este planteamiento no llegó a prosperar ya que el Plan de Desarrollo Urbano de Chimbote no permite el comercio masivo en ese lugar.

Fue por eso que, llegado el momento del desalojo los comerciantes se vieron obligados a trasladarse a la zona de Dos de Mayo, a un terreno que anteriormente estuvo dedicado a la actividad agrícola y por el que pagaron al contado una considerable suma de dinero. Como no tuvieron tiempo para tomar las previsiones del caso, levantaron sus puestos de venta con palos, esteras y planchas de triplay.

Pero en vista que la compra del terreno hasta este momento no ha sido saneada, ni física ni saneado legalmente, es imposible que los comerciantes puedan obtener autorización para realizar construcciones de material noble y mucho menos para instalar conexiones de agua y electrificación. Las conexiones eléctricas de las que disponen son informales y han terminado por convertir al mercado Dos de Mayo en otra gran  bomba de tiempo.

En razón de estos hechos, la historia de este centro de abasto, ostentosamente denominado mayorista,  es al final de cuentas una muestra de la situación de abandono en la que se encuentra la ciudad de Chimbote. Como lo acaba de demostrar el incendio ocurrido hace dos días,  existen antiguos y candentes problemas que las autoridades no son capaces de hacer frente ni mucho menos de darle solución. Una verdadera lástima.