Cierto, no se puede tapar el sol con un dedo; además por mucho que se pretenda ocultar la verdad, al final ésta siempre llega a descubrirse. Aforismos como éstos vienen a nuestra mente a raíz de lo que viene sucediendo en estos días durante el periodo de tachas del actual proceso electoral. Sin mayor sorpresa, estamos viendo que casi todos los candidatos a alcaldes y gobernadores regionales que han quedado excluidos o techados, se han hecho merecedores de esta sanción por haber incurrido en algo que todo el mundo ya presentía: haber ocultando en sus hojas de vida sendas sentencias judiciales que se han dictado en su contra.
Desde luego, esta manía de ocultar malos y comprometedores antecedentes no es cosa reciente ni casual. Viene desde mucho tiempo atrás y es un defecto pernicioso que, así como proporciona alegrías momentáneas, al final termina por acarrear lamentos para largo tiempo.
Hasta el último momento, estos candidatos han abrigado la remota esperanza de que las autoridades electorales no iban a darse cuenta de estos antecedentes o se iban a ser los desentendidos, como ha ocurrido en los últimos procesos electorales. No son pocos los alcaldes y gobernadores regionales que han valido de lo mismo y han resultado elegidos gracias a esta antigua artimaña.
Una cosa es cierta. Todos los candidatos y sus respectivos personeros saben perfectamente de esta prohibición y si han caído en ella lo han hecho plenamente conscientes de la situación a la que ese estaban exponiendo. En un inútil y desleal intento por burlar la ley electoral, han terminado poniéndose ellos mismos la soga al cuello. Y no es que el pan se les haya quemado en la puerta del horno. No. El pan ya estaba quemado desde que los estaban amasando.
Después de todo, lo que las autoridades electorales están haciendo en este periodo de tachas no es otra cosa que una necesaria campaña de profilaxia para que el proceso electoral se lleve a cabo con toda limpieza y legitimidad, le cueste a quien le cueste. En situaciones como esta, no hay nada mejor que cortar por lo sano y poner el parche antes que salte la pus.
Pues en nuestra historia reciente, se ha dado el caso no de uno sino de varios candidatos que, solo después de resultar elegidos, reconocen haberse “olvidado” de consignar sentencias judiciales en su hoja de vida, todo ello sin que las autoridades electorales aparentemente lo hayan advertido a su debido tiempo.
Pero en vista que la historia parece haber dado un giro saludable, todo indica que de los veinte candidatos al gobierno regional, solo tengamos que elegir entre cuatro o cinco de ellos. Y lo mismo se espera con respecto a la municipalidad provincial del Santa. Ante este escenario, ahora es más importante que nunca que los candidatos que se mantengan en carrera centren su campaña en ofrecer planes de trabajo realistas y no irrealizables.