Editorial

EL INCIERTO FUTURO DEL HOSPITAL EL PROGRESO

A 8 meses de su paralización:

Empecemos acudiendo a la historia clínica.  En un ambiente de gran efervescencia popular, el 4 de junio del 2021 se dio inicio a la construcción del hospital El Progreso, una obra llamada a brindar atención a más de 80 mil habitantes y que la población de Chimbote venía reclamando desde hace más de veinte años.  El solo anuncio de la construcción del hospital El Progreso cayó como un baño de rosas tras la desilusión que produjo el olvido de todos los ofrecimientos que se hicieron para la construcción  del nuevo hospital La Caleta.

La unidad ejecutora del proyecto es el Programa Nacional de Inversión en Salud, PRONIS, un organismo adscrito al ministerio de Salud. Entre tanto,  la empresa contratista encargada de su ejecución fue (porque ya no lo es) el Consorcio Progreso, formado por tres empresas de origen chino. El presupuesto asignado fue de 54 millones de soles y de acuerdo con el contrato de obra, la construcción del nuevo Hospital El Progreso debió ejecutarse en un plazo de quince meses, el mismo que vence el 4 de octubre del presente año.

Pero tal como lo denunció el pasado mes de marzo la Federación Médica de Ancash  a través del Diario de Chimbote, desde diciembre del año pasado la obra ya se hallaba completamente paralizada sin que hasta ese momento ninguna de las instituciones responsables de su ejecución dijera absolutamente nada. A nueve meses de haberse iniciado la obra, el avance de la construcción era de apenas el 10 por ciento  no obstante haberse pagado más del 30 por ciento del presupuesto.

En su argumentación, la empresa contratista alegó que la paralización se debía a la necesidad de incluir en el proceso constructivo la instalación de aisladores sísmicos, dispositivos que ¡oh sorpresa! no habían sido considerados en  el expediente técnico. Pero también se pudo conocer que, por su parte,  los trabajadores también decidieron paralizar sus labores debido a la falta de pago.

Ante el desconcierto que produjo esta inesperada coyuntura, recién el 3 de junio, a un año de haberse iniciado la construcción, el PRONIS decidió resolver el contrato con el consorcio Chino, no sin antes anunciar  que se iba a replantear el expediente técnico para luego convocar a una nueva licitación y poder reiniciar la obra lo más antes posible.

Pero cuando se pensaba que las autoridades regionales y locales iban a hacer suyo el reclamo de la población frente a este desengaño, han sido los propios dirigentes y pobladores del pueblo joven El Progreso quienes se han visto obligados a tomar esta iniciativa. Y no es para menos.  Hasta este momento PRONIS no ha dado a conocer si efectivamente ya se ha reformulado el expediente técnico ni cuándo exactamente se convocará una nueva licitación.

Asimismo, como en el cuento de la zorra y las uvas, tampoco se puede esperar que nuestros congresistas dediquen parte de su tiempo para esclarecer este contratiempo. Eso está verde. Los problemas de Ancash y Chimbote, es lo que menos les interesa. Por esa razón, hasta hoy el futuro del hospital El Progreso sigue siendo impredecible.