Editorial

::: IMPERDONABLE FALTA DE GRATITUD :::

Destrucción de coliseo Paul Harris:

El 23 de junio de 1965 fue un día de enorme beneplácito no solo para el deporte y la actividad cultural de Chimbote  sino para toda la población en general. Y no es para menos; ese día Rotary International, la institución mundial de servicio a la comunidad, se propuso conmemorar a lo grande el 60° aniversario de su fundación entregándole a  la ciudad de Chimbote  el histórico y emblemático  coliseo Paúl Harris.

Fundada en la ciudad de Chicago el 23 de junio del año 1905 por el abogado Paul Harris, esta institución, cuyo lema es “Dar de sí antes de pensar en sí”, hizo posible la construcción del coliseo gracias a la gestión emprendida dos años antes por su filial en esta ciudad, Rotary Club Chimbote.

En medio de un auténtico calor popular, que ha quedado registrado en ilustrativas fotografías del recuerdo, las personas encargadas de formalizar esta donación fueron el médico Manuel Urcia Galicia, presidente de Rotary Club Chimbote, y el Ing. Guillermo Balcázar Rioja, alcalde de la municipalidad provincial del Santa.

El documento que oficializa este acto protocolar, destaca dos únicos compromisos por parte de la comuna provincial del Santa. El primero consiste en priorizar el uso del coliseo para la promoción del deporte (vóley y básquet) y actividades de comprobado contenido artístico y cultural. Y segundo, la obligación de hacerse cargo del mantenimiento y conservación del escenario con los ingresos captados por alquiler.

Nadie podrá negar que a partir de ese día el coliseo Paúl Harris se convirtió en uno de los principales y más concurridos escenarios deportivos y culturales de la ciudad. Fue precisamente ahí donde la selección de vóley de Chimbote se forjó y protagonizó inolvidables jornadas antes de obtener el Campeonato Nacional de 1971. Fue también ahí donde la mayoría de las instituciones educativas, cuyos locales fueron destruidos por el terremoto de 1970, realizaban sus actividades artísticas y deportivas ante el beneplácito de la población.

Ello no obstante, a lo largo de los 57 años que lo viene administrando, ha sido muy poco o casi nada lo que la comuna provincial ha hecho por el mantenimiento y conservación del coliseo Paúl Harris. La ampliación de las tribunas y el mejoramiento de los servicios higiénicos fueron financiados por la Liga de Vóley de Chimbote en tanto que la última mano de pintura que renovó el aspecto de la fachada fue gracias al auspicio de la empresa Siderperú.

Como consecuencia de tan prolongada desatención, el coliseo Paúl Harris ha caído víctima de un descuido generalizado a tal punto que hace ya algunos años fue declarado inhabitable por el Sistema de Defensa Civil.

Pero cuando se pensaba que la comuna provincial iba a honrar el compromiso asumido con Rotary International y decidirse por la reconstrucción del coliseo, lo que está haciendo desde esta semana es más bien demoler íntegramente este escenario para construir en su reemplazo el Teatro Municipal. De público conocimiento es que en diversos lugares de la ciudad existen numerosos terrenos donde se puede construir el teatro sin necesidad de destruir un local histórico y emblemático como es el coliseo Paúl Harris, salvo que el afán de la actual gestión municipal sea borrar todo lo bueno que han hecho gestiones anteriores.

Ante la comunidad local e internacional esto, desde luego, va a quedar como un pésimo antecedente de ingratitud de parte de quienes no saben o no quieren corresponder el espíritu de colaboración y la buena voluntad de las instituciones.

Siendo así, solo cabe hacer la salvedad que este agravio no lo está cometiendo el pueblo de Chimbote sino sus autoridades municipales. Por consiguiente, tendrá que ser la próxima gestión edil la que se encargue de desagraviar a Rotary International por esta imperdonable falta de gratitud.