Editorial

::: UNO MENOS :::

Ancash y sus congresistas:

En los quince meses que está por cumplir como congresista de la República en representación de la región  Ancash, el parlamentario Darwin Espinoza Vargas se ha caracterizado por protagonizar  una serie de hechos  que, lejos de hacerle un favor a la región que representa, han derivado más bien en un vacío de gestión parlamentaria. Como no puede ser de otra manera, esta carencia de representatividad ha dado lugar a una mala imagen y, por asociación de ideas, deja muy mal parado el nombre de nuestra región.

A propósito,  bien vale la pena traer a la memoria que en julio del año pasado, a tan solo unos minutos de juramentar por Dios y por la Patria, el  congresista Darwin Espinoza fue uno de los primeros en estampar su firma en la publicitada Agenda de Ancash. Según todo lo que se dijo en aquel momento,  el acta tenía el carácter de documento de trabajo cuyo propósito iba a ser  brindar apoyo político desde el Congreso de la República a fin de impulsar la ejecución de obras y proyectos  de desarrollo regional.

Desafortunadamente, conforme pasaron los días el congresista Darwin Espinoza  fue también uno de los primeros firmantes en mandar al tacho este documento. Todas las expectativas que se crearon en torno a la Agenda de Ancash han terminado siendo objeto de una burla imperdonable. Esa es la respuesta que el congresista Darwin Espinoza ha dado a la confianza de quienes votaron por él. La agenda de  Ancash ahora solo existe en fotos y videos del recuerdo.

Aún así, una de las primeras noticias a nivel nacional en las que aparece el nombre del congresista Darwin Espinoza se conoció en octubre del año pasado. Fue a raíz del nombramiento de un hermano de su asesor principal como titular de la Dirección  Nacional de Pesca Artesanal, uno de los cargos más altos del Ministerio de la Producción.  Es en esa instancia ministerial donde se otorgan, se renuevan o se cancelan licencias de pesca, según sea el caso.

Para nada importó que el flamante funcionario, con estudios en abogacía, careciera de conocimientos y experiencia en política y gestión pesquera. “Ha sido nombrado por sus méritos” fue lo único que respondió el congresista a los periodistas que lograron entrevistarlo sobre este sonado caso. Solo después de unos días trascendió que dicho nombramiento fue resultado de las continuas y furtivas visitas que realizaba el congresista Espinoza a Palacio de Gobierno.  .

Días después, otra noticia bomba salió de labios de la investigada lobista Karelyn López quien, acogiéndose al beneficio de la colaboradora eficaz, habló por primera vez de “Los Niños”.  Sin titubeos, la colaboradora dijo que este es un grupo de parlamentarios, entre los que mencionó a Darwin Espinoza, quienes a pesar de pertenecer a partidos de oposición, a la hora de votar lo hacen a favor del gobierno.

Pero eso no fue todo. Como para no dejar lugar a dudas en el aire, Karelyn López  confirmó que, efectivamente,  “Los Niños” visitan con mucha frecuencia Palacio de Gobierno y proponen el nombramiento de altos funcionarios en ministerios y otros organismos del estado. Pero también dijo, con documentos en mano,  que “Los Niños” participaron en el direccionamiento a favor de empresas chinas de obras  a cargo de los sectores Vivienda y Transportes por un monto que bordea los 890 millones de soles.

Otra de las noticias protagonizadas por el congresista Espinoza se conoció a comienzos del presente año, cuando en lugar de visitar los pueblos de Ancash en su semana de representación, prefirió tomarse un placentero viaje en la hermosa playa caribeña de Punta Canas.

Tal como hemos dado cuenta en nuestra edición de ayer, el nombre del congresista   Darwin Espinoza continúa ocupando los titulares de la prensa local y nacional. Esta vez se debe por allanamiento  de su vivienda y oficina congresal como parte del proceso de investigación que le abierto el Ministerio Publico por los presuntos delitos de  organización criminal y tráfico de influencias.

Es de entender que desde el primer momento en que su nombre apareció comprometido en esta investigación, el congresista Espinoza está más preocupado en defenderse de las graves acusaciones que pesan en su contra, que en atender sus obligaciones parlamentarias. Con mayor razón desde anteayer martes, cuando las cosas se han puesto para él color de hormiga.

A raíz de sus ya inocultables vínculos con la gestión del presidente Castillo, se puede decir que Darwin Espinoza tiene un pacto político de vida muerte con el gobierno. Por tanto, su obligación  es ahora mantener ese pacto hasta  las últimas consecuencias. Por consiguiente, frente al trabajo que se espera de la representación parlamentaria ancashina, el congresista Espinoza ya no es uno más. Es uno menos.